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Corresponsabilidad Democrática

Corresponsabilidad Democrática

Por: Sinhué Casanova

En algunas ocasiones hemos escrito sobre el escaso incentivo de los gobiernos en turno y de las instituciones encargadas de promover e incentivar la participación ciudadana en las decisiones públicas, ya sea en aquellas acciones directas del Gobierno que benefician o afectan a los ciudadanos como en los propios procesos electorales cada tres o seis años.

Para el primer caso, es nulo propiciar que los ciudadanos se involucren en las decisiones públicas, puesto que las figuras tradicionales son las que avalan estos acuerdos, principalmente a través del parlamento, que como también hemos comentado, existe un distanciamiento amplio entre los parlamentarios y los ciudadanos.

En el segundo, pues de ese solo tenemos constancia en la publicidad en radio, televisión, redes sociales y otros, a través de la invitación que realizan los organismos electorales en los tiempos en que se acercan estos procesos, es decir, solo cumplen y hasta ahí, no se observa que se esté gestando una cultura democrática y por ende participativa de forma permanente, en todos los sectores, grupos sociales y sin distinción de edad entre los ciudadanos.

Ese es un escenario muy resumido de lo que se observa en cuanto al fomento de la participación ciudadana a través de quienes deben promoverlo, pero también ¿qué estará pasando del otro lado, del lado ciudadano? Aquí podemos enunciar un sinfín de acciones tanto de Pjustificaciónj del porque no participan los ciudadanos como de los que se empiezan a organizar, de manera incipiente si usted gusta, pero que ya existen ejemplos interesantes y por consecuencia ya están participando en las decisiones públicas y en los procesos electorales.

Quizás al grupo que debemos ponerle atención, es precisamente en aquellos que simplemente no participan y vayamos a lo básico, los que no participan en los procesos electorales y no salen votar.

Justo ahí es donde el ciudadano elude una responsabilidad de suma importancia y desde una posición cómoda, en muchas ocasiones justifica que debido a la poca credibilidad de los políticos y, por ende, que han dañado a las respectivas instituciones, no cree que se pueda lograr un cambio, si cuando menos en el día de las elecciones, sale y emite su voto.

En esa parte es donde se puede empezar, ya no esperando a que las instituciones nos inviten, sino entre nosotros, como ciudadanos, puesto que el voto es la mejor arma que se tiene (quizás la única) en este momento para expresar y transmitir el sentir general, prácticamente en ese momento se puede evaluar a quienes dirigen al País y a sus respectivas regiones, aunque también, al emitir el voto se debe estar consciente de que lo que se elija ese día, marcará el rumbo y destino de la Nación en los siguientes años, por lo tanto, también debe ser un voto razonado.

Los ciudadanos debemos informarnos lo más que podamos, realmente hacer un esfuerzo para ello y si con todo lo que se pueda hacer por cuenta propia, no se logra tomar una decisión porque simplemente no le es atractiva algunas de las opciones que se estén postulando, aun así, se debe acudir y votar, si usted desea, hasta que sea un voto nulo, pero lo importante es que como sociedad también seamos responsables de utilizar la herramienta más útil que actualmente tenemos.

Si bien es cierto que generalmente existe un distanciamiento entre Gobierno y Ciudadanos, prácticamente sucede lo mismo cuando los ciudadanos no acuden a votar, ahí lo vemos reflejado, pero esto no nos exime de la responsabilidad que se toma ese día, recordemos que en la Democracia existe una corresponsabilidad entre gobierno y ciudadanos, para el caso de los ciudadanos su principal responsabilidad actual, se reduce en pocos minutos, en un día y simplemente, salir y emitir su voto por quien lo desee, invitemos desde ahora a realizarlo.