AGENCIA
REDACCIÓN
Cunduacán, Tabasco.- En una zona fantasma está convertida lo que fue el espacio de más de un kilómetro que fuera siniestrada por la gigantesca explosión de aquel fatídico 8 de Julio del 2005 que segó la vida de 6 personas y dejó secuelas profunda en las familias que decidieron dejar por siempre ese que fue su espacio y donde vivieron por muchos años hasta que el infierno de la explosión se presentó clavando en sus mentes las secuelas de la destrucción. Hoy las secuelas de la terrible explosión de aquel ducto de PEMEX, está presente como una gran pesadillas de la cual hasta ahora no logran superar habitantes de las comunidad de Benito Juárez Jalpa y Huimango primera sección de Cunduacán, en donde radican familiares de los seis fallecidos que aún guardan secuelas al grado de que quienes sufrieron quemaduras aún siguen bajo tratamiento médico y psiquiátrico. El olor a muerte, producto de las llamas que alcanzaron más de 50 metros y que se expandió por más de un kilómetro atrapando el infernal fuego a José, Yolanda, Marcos, Paquita, y Doña Francisca Xicoténcatl Miranda, acabando con una parte de esta dinastía que durante años tenían su hogar en donde hoy es una comunidad fantasma y en donde sobreviven algunos con el trauma de una nueva explosión, debido a que los ductos ahí permanecer como mudos testigos de aquella masacre que acabo con una parte de la dinastía Xicoténcatl.
Desde ese 8 de Julio en que varias comunidades se vieron inundadas por el gas y una serie de tóxicos surgidos de la tubería de PEMEX, ya nada es igual en la comunidad hay muchas secuelas la gente se enferma niños con problemas y en mi caso desde aquel momento empecé a tener problemas con mi vista y con mis pulmones, dice Don Natividad Xicoténcatl Aguilar esposo de la extinta dona Paquita Xicoténcatl. Los que quedaron vivos se fueron de este lugar llevándose a sus familiares que resultaron con quemaduras los cuales hasta ahora son atendidos en México y Estados Unidos, ya que sufrieron fuertes quemaduras por lo que están siendo objetos de injertos nos dice Don Heberto Rabanales Xicoténcatl, abuelo de uno de los tantos heridos en aquel siniestro de los muchos provocados por Petróleos Mexicanos en diversos puntos del estado. Aquí ya nada es igual hasta la tierra dejó de producir como esa explosión hubiera traído una maldición para nuestras parcelas en donde había abundancia dice Rabanales Xicoténcatl, que nos narra cómo mucha gente padece de enfermedades debido a la inhalación de los gases que duraron más de dos días en disiparse en la comunidad y que contamino los mantos de agua y todo lo que encontró a su paso.
Si bien es cierto que Pemex pagó algunos daños, no hubo un resarcimiento a fondo en materia ambiental ya que tardó muchos días el desfogues del gas y la presencia de petróleo en la zona, esto provocó que la tierra se contaminara y sin embargo, no aplicó una programa ecológico a fondo lo que dejo muchas secuelas que fueron absorbidas por la población que siguió en el lugar algunos velando a sus muertos señala el ex director de Protección Civil, Arturo Escalante García.
Un ejemplo del daño adquirido por esta terrible explosión del 2005, está en la niña Teresa Ventura Rodríguez, quien cuenta hoy con 11 años de edad, la cual hoy requiere de manera urgente un trasplante de riñón, de lo contrario este podría morir, enfermedad causada por haber ingerido agua con gas, tras la explosión esto al caer en una pozo con agua , en donde estaban los contaminantes, sin embargo, PEMEX le ha negado el apoyo médico a pesar de ser el responsable de los daños al entorno de la zona.
Los padres de la menor se encuentran afligidos ante el anuncio de los doctores en donde le avisan que su hija tiene que ser intervenida quirúrgicamente y el inmediato trasplante de uno de sus riñones, por lo que ante tales afirmaciones de los médicos que la han atendido, estos no saben qué hacer pues no tienen el dinero ni para el medicamento, esto debido a que son gentes campesinas y que trabajan al machete
Lo cierto es que la comunidad de Benito Juárez, tierra fértil y para la agricultura es hoy una zona fantasma, en donde hasta los Manatíes que estaban en el lugar sobre el rio Cuxcuxapa que atraviesa la comunidad huyeron del lugar, son pocas las personas que se atreven a pasar por el lugar, viendo con tristeza el escenario que les recuerda aquella fatídica noche del 7 de Julio en que despertaron en la oscuridad y el olor a muerte y gas producto de la negligencia de petróleos mexicanos que sigue permitiendo las fugas y explosiones todo por la complicidad de funcionarios con compañías que han cobrado millones de pesos en mantenimiento algo que no se refleja en los kilómetros de tubería que tiene Pemex sobre el suelo d Tabasco.
