AGENCIA
REDACCIÓN
GUADALAJARA, JALISCO.- La pasión de este tipo de partidos de por sí es suficiente pólvora. Si se le agrega la chispa de una polémica arbitral, el resultado es una explosión. Los futbolistas del Atlas gritan descontrolados. El técnico Omar Asad se va encima del árbitro. Son sus propios jugadores quienes deben detenerlo. Pierde el control. El reclamo de nada le sirve.
El Clásico Tapatío termina 1-1. A los Zorros les sabe a derrota, pues en tiempo de compensación exigían se decretara un penal tras ver a Matías Vuoso caer en el césped. Para Chivas, es distinto. Un gol de Marco Fabián, al ’84, le ha salvado de la catástrofe. El duelo entre dos de los peores equipos del Apertura 2013 ha tenido emociones, sí, pero también ha demostrado por qué ambos están al fondo de la tabla. Apenas el viernes pasado, Jorge Vergara prometió cambios. Aseguró que se habían decidido medidas fuertes que se reflejarían en la cancha.