Una acción positiva lleva a la otra. Y todo ocurre tan de repente. Primero, Lupita Vidal abrió ‘La cevichería’, del otro lado del río Grijalva, en la colonia Las Gaviotas, una demarcación con más fama de brava que de corredor gastronómico.
Luego, entre tostadas de camarón y ceviche, la chef concibió la idea de pintar uno de los edificios de enfrente de su restaurante.
Moisés Miranda y Víctor Puga, del colectivo ‘Brocha Gorda’, fueron los encargados de materializar la obra en 19 días: pintaron un enorme Chico Che como homenaje al popular cantante, precisamente en la calle que lleva su nombre.
Un años después, con más artistas y apoyo de los vecinos, enfrenta el reto de pintar el resto del conjunto habitacional .
Así contaron Lupita Vidal y un grupo de artistas y promotores culturales, a Dolores Gutiérrez Zurita, directora de la Comisión de Radio y Televisión de Tabasco (CORAT), en la emisión del programa ‘Orgullo Tabasqueño: Arte urbano generador del cambio’.
‘No fue difícil convencer a los vecinos. Yo soy de esa calle, nací allí, precisamente en ese edificio donde se pintó a Chico Che y conozco a varios vecinos y ellos conocen a mis papás, por eso no fue difícil convencerlos’, dijo la restaurantera a la teleaudiencia de TVT.
A raíz de la transformación del espacio común, la chef reconoce que la gente modificó su actitud. ‘Sí cambia, aunque no radicalmente. Además, yo creo que el cambio no es al cien por ciento. Aunque logremos todo lo de Ciudad de Colores, el cambio no va a ser rápido, va a tardar. Pero es hacerlo, porque si me siento a esperar, entonces el cambio no va a pasar’.
Ahora, muchos vecinos no les da pena decir dónde viven. ‘Cuando les preguntan dicen que es en los edificios de la calle Chico Ché, en la Ciudad de Colores. Ya tienen un orgullo’.
GENEROSIDAD TABASQUEÑA
Eduardo Alcántara, del colectivo Ciudad de Colores y quien lleva a cabo la transformación del segundo edificio con el mural que se llamará ‘Corazón Gaviotero’, explicó que se pintarán las 16 torres habitacionales, donde viven más de 120 familias.
‘Esta vez hubo un poco más de planeación, al haber 16 espacios para murales, decidimos distribuirlos por temas, desde música, historia, flora y fauna, hasta folclor’.
El mural que le tocó pintar será el conmemorativo del proyecto y resumirá la gesta colectiva que están escribiendo. ‘El motivo de esto siempre es un corazón generoso. Todas las cosas que se hacen así, sin esperar nada a cambio, son motivadas por un corazón generoso’.
Alcántara plasmó un corazón de cinco metros de alto con un árbol de siete metros que simboliza la generosidad del tabasqueño. ‘Le metí muchos símbolos como las gaviotas, porque antes los barcos llegaban rodeados de estas aves, que comían el pescado. Fue agradable ver cómo los niños se acercaban y decían: yo tengo ese corazón enorme. El corazón da frutos y se acercan los animales, donde hay maíz y cacao, y puse un agua que se derrama de él, a la altura de 2.50 metros, que es el nivel que alcanzó el agua en la inundación. Para las generaciones que vienen será no sólo un proyecto estético sino cultural y educativo, que no se olvida’.
De hecho, como señaló Lupita Vidal, los niños ‘han sido los primeros aliados de Ciudad de Colores’. Alcántara cuenta que mientras trabaja montado en los andamios, se acercan niños y dejan golosinas y comida.
‘Se les está enseñando allí que es bueno ser generoso, es bueno dar, que las satisfacciones que vas a recibir es mucho más que las cosas materiales’, dice el artista plástico.
El RETO DE LOS 380 MIL PESOS
Daniel Toledo Escobar y Karely Hernández no solamente se encargan de difundir ‘Ciudad de Colores’ a todo México, sino también de recaudar los fondos para pintar los murales. El costo de todas las obras es de dos millones de pesos.
La meta es terminarlos hasta el otoño de este año, si todo sale bien. El dinero se ha juntado a través de pequeños empresarios. Algunos pintores han conseguido el patrocinio. Hay donadores han dado en especie, por ejemplo, la renta de los andamios.
Usando la plataforma mundial Kickstarter buscan el financiamiento mundial, y no sólo de Tabasco y México. ‘La plataforma es superconfiable, solo dan sus datos de pago y se carga a su tarjeta. La ventaja que tienen como patrocinadores es que si no se junta el dinero del proyecto, Kickstarter les regresa la donación que hayan hecho’, explicó Karely.
La meta que se propusieron con este patrocinio es de 380 mil pesos, y apenas llevan 50 mil pesos. ‘Nos queda un mes para reunir la meta. También estamos buscando empresas que puedan donar el mural completo. A cambio pondríamos el nombre o el logo de esa empresa en el mural’.
El colectivo espera la respuesta solidaria de los tabasqueños. La donación mínima en Kickstarter es de 100 pesos con una recompensa. Pero si quieres aportar puedas donar hasta pintura, brochas y espátulas.
GENERA CONFIANZA ENTRE TABASQUEÑOS
Para el sociólogo Juan Carlos Guzmán Ríos, el proyecto ‘Ciudad de Colores’ es positivo porque además de ser un elementos cohesionador, manda un mensaje de trabajar en colectivos para alcanzar metas, algo no común en una sociedad llena de vanidades.
El también doctor en Historia y Estudios Regionales considera que la expresión artística en las paredes de las torres habitacionales tienen ‘un carácter libertario’.
El investigador social recalcó que ‘a no sólo a nivel estético, sino folclórico, cultural, histórico, el proyecto es totalmente positivo’.
Sobre todo, este movimiento va contra la desconfianza del tabasqueño, ‘que nace de las experiencias que ha tenido la gente al sentirse decepcionada. La gente no nació desconfiada, la hicieron desconfiada. Una obra como la que están haciendo Ciudad de Colores genera confianza’.