Por: José Martínez
Los números no mienten. Andrés Manuel López Obrador, en un escenario de equidad electoral tiene grandes posibilidades de llegar a la Presidencia de la República en el 2018. Lo sabe el PRI, el PAN y el PRD, aunque nadie puede darse por vencido. Además, siempre existe la incertidumbre del comportamiento ciudadano ante las urnas.
Igual lo saben algunos políticos experimentados, que estar en Morena en el 2018 les asegurará algún cargo público, por pequeño que sea
si es que gana.
López Obrador ha moderado su discurso político y públicamente se ha acercado a los sectores a los que años atrás sólo enviaba emisarios. En su etapa posterior a su ‘república amorosa’, se ha dedicado a rescatar y santificar almas políticas que ya se encontraban en el purgatorio.
Uno de ellos es Evaristo Hernández Cruz a quien el propio líder de Morena lo había tachado de corrupto, y meses después, previo arrepentimiento ‘según dijo el propio AMLO-, fue purificado. Así lo presentó a las huestes morenistas en Tabasco, aunque no sea de creerse en pleno Siglo XXI.
Los más críticos dentro de ese partido sólo se atrevieron a señalar que lo importante es sumar a su movimiento líderes que le aseguren votos para el 2018, sin importar su origen y trayectoria. ‘Después se verá’, afirman resignados.
Hay que reconocer que Evaristo tiene su liderazgo, y que no fue apreciado dentro de su anterior partido, el PRI. Lo abandonó cuando se le negó ser candidato a la gubernatura del estado en las pasadas elecciones y luego se le bloqueó en las elecciones extraordinarias del 2015. Hay algo que es normal en el círculo cercano de Evaristo, donde la gente que lo mismo militan en el PAN, que en el PRD, y ahora en Morena, según vean condiciones favorables de seguir viviendo del presupuesto público, en su afán de ‘cambiar’ a Tabasco.
Evaristo tiene muy claro su objetivo: la gubernatura del estado. A los que no les había quedado claro es a ciertos líderes de Morena que reaccionaron cuando lo vieron caminar con su organización independiente: ‘Primero AMLO, un millón de amigo’. Entonces entendieron que si no le amarraban las manos él obtendría ventajas sobre los liderazgos de ese partido.
Como premio, anunciaron que será el candidato a la presidencia municipal de Centro, aunque si gana continuará en su afán de trabajar para llegar a la Quinta Grijalva. Pero tampoco abandona la idea de que en el sprint final Adán Augusto puede caerse.
AMLO lo ha tenido ocupado con encomiendas en otros estados como en Oaxaca y el Estado de México, para que en Tabasco se pueda seguir el programa de trabajo que ya se había trazado antes de su llegada.
A pesar de ello, Evaristo se da tiempo para irse a promocionar en la radio, y declarar que Adán Augusto ya entendió que no es el dueño de Morena.
Algunos de sus allegados han comentado que tiene su habilidad. De ahí la importancia de que su nuevo partido no lo pierde de vista. Otros dicen que ‘este sí trae estructura’. Cosas por el estilo.
Evaristo sabe de oportunidades y de retórica, en la cual, por cierto, un día dijo que tanto el PRI como el PRD tenían su Andrés, pero defendiendo al que entonces era suyo, Granier. Pero cambia, todo cambia.
HABERES
EL BORRÓN y cuenta nueva del adeudo para la CFE, es una bandera de antaño. Varios actores políticos la usaron sin tener respuesta positiva. Hoy es el diputado federal, Candelario Pérez Alvarado, quien la trae consigo. Pero Morena también está en la lucha de los amparos. Un problema que se muerde la cola.