Pueblos indígenas, identidad para los mexicanos

José Martínez

Ayer fue el Día de los Pueblos Indígenas. Hubo festividades, presentaciones de libros, obras, manualidades, e incluso ritos en municipios como Nacajuca y Jalpa de Méndez, sin dejar a un lado a la Villa Tamulté de las Sabanas.

Algunas agrupaciones -casi siempre las mismas- convocaron y alzaron la voz para decir que los pueblos indígenas están vivos, tienen un sello, sobre todo porque son representativos.

Por supuesto que esta celebración es para una minoría. La mayoría ni la atiende. No sabe de los orígenes. Está distraído con su vida líquida, como dijera el sociólogo polaco Zygmunt Bauman.

Puede que de reojo vea, pero sin saber dónde están ubicados los pueblos indígenas de sus ciudades.

Los habitantes de esos pueblos como los mazahuas, matlazincas, nahuas, otomíes, tlahuicas, chontales, entre otros, aún viven marginados, en su mayoría.

Es penosos que sólo en esta fecha se le pueda atender. Luego caen olvidados. Solos, en su hábitat. La ventaja ahora es que empiezan a organizarse, y son las redes quienes dan cuenta de ellos y el trabajo que vienen realizando.

Pero tampoco los ubiquemos en lo artesanal. Los pueblos indígenas no son eso. Su esencia va más allá. Ellos representan una vasta riqueza, porque en su abanico están las tradiciones, indumentaria, música, danza y gastronomía. Además de esas tradiciones orales de gran valor que da pie a la literatura.

En la practica deberían de tener más atención, pero en la realidad no es de tal manera. Aún viven en la marginación social, y porque el trato hacia este grupo no es digno. La discriminación que se les aplica viene desde lo racial hasta su lengua.

Indignan las burlas. Todavía no estamos del todo educados para comprender estas acciones.

Hablamos y decimos de los pueblos indígenas, pero desafortunadamente hay una brecha amplia que impide ser parte de toda una sociedad.

Lo importante es que ellos como grupo siguen vivos. En las zonas donde habitan saben que perder las tradiciones es desaparecer. Referirse a la nada, y no encontrarse jamás.

Da gusto cuando una persona con esas raíces defiende al máximo su espacio. Y pide respeto ante todo para estos pueblos. Se agradece cómo luchan, exigen, y lo hacen muchas veces a través de un canto, la poesía, la pintura, un baile, y uno se da cuenta de ese amor a su tierra, a la naturaleza.

Los pueblos indígenas no deben ser ajenos, al contrario. Los niños y jóvenes, sobre todo, tienen que ser educados respecto al tema. Algo urgente y necesario.

HABERES

Un juez federal rechazó otorgar una suspensión definitiva en contra de la construcción del tamo 5 del Tren Maya, promovida por la asociación civil identificada como C.N. de L. E., y a un particular con iniciales C.R.J.L.