Icono de una era, Isabel II, fallecida tras 70 años de histórico reinado, recibió este lunes el último adiós en un imponente funeral de Estado en la Abadía de Westminster en presencia de mandatarios de todo el mundo, antes de ser enterrada en privado en Windsor.
En su sermón, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia Anglicana, alabó la vida de la reina, dedicada durante siete décadas a su pueblo.
“Las personas que aman servir son infrecuentes en cualquier ámbito de la vida. Los líderes que aman servir son aún más infrecuentes. Pero en todos los casos, aquellos que sirven serán amados y recordados, mientras que quienes se aferran al poder y los privilegios son olvidados”, afirmó Welby.
El Coro de la Abadía de Westminster y el Coro de la Capilla Real hicieron vibrar con sus cánticos a los cerca de 2 mil asistentes, incluidos unos 500 mandatarios y monarcas del mundo, del presidente estadounidense Joe Biden al brasileño Jair Bolsonaro, y de los reyes de España -Felipe y Letizia y los eméritos Juan Carlos y Sofía- hasta el emperador Naruhito de Japón.
Una estremecedora fanfarria de los trompeteros de la caballería de la casa real dio paso a dos minutos de silencio, observados en todos los rincones del país, desde las calles a los parques o los bares donde muchos seguían la ceremonia por televisión.