Desde que era opositor, el presidente Andrés Manuel López Obrador nunca ha usado demasiado efectivo, menos aún tarjetas bancarias o cheques. En varias ocasiones se quedó varado en el aeropuerto o inclusive tuvo que rascar en lo más profundo de la cartera para pagar una cuenta de un café con pan.
Así lo narró esta mañana en su conferencia de prensa en Palacio Nacional, al advertir que no le interesa el dinero y que sólo usa la cartera para llevar sus identificaciones. Quienes han manejado sus ingresos han sido sus esposas: en el pasado Rocío Beltrán (fallecida) y hoy en día Beatriz Gutiérrez.
Expuso todo ello a propósito de la “guerra sucia” en contra de él y de su administración a partir de críticas e información publicada en diversos espacios.
“Va a seguir la guerra sucia, pero no da resultados, tiene un efecto de búmeran, tiran y se les regresa, no les ayuda. Yo lo veo en la actitud de la gente, por ejemplo, a ¿quién se le ocurre dar a conocer como una gran nota el que estoy enfermo? Cuando el pueblo de México es respetuoso de los enfermos, de la gente mayor, porque el pueblo de México no es de malas entrañas”.
Planteó que profesa “una especie de religión” que tiene que ver con que el amor y el poder “deben ser puros y ponerse al servicio de los demás, no me ha interesado nunca el dinero, nunca, llevo décadas sin tener una cuenta de cheques. No cinco, diez, treinta o cuarenta años; no sé llenar un cheque o una tarjeta de crédito, no sé; no traigo cartera, quien administra mis ingresos es Beatriz, y antes Rocío y me daban para mis gastos, para lo elemental”.