José Martínez
Los ideólogos del conservadurismo erraron nuevamente la estrategia. Creyeron que Xóchitl Gálvez era la mejor carta para minar la popularidad del presidente López Obrador y vencer a Morena en los comicios presidenciales del próximo año.
La terca realidad, que se niegan a ver los opositores, los ha puesto nuevamente en su lugar. La senadora, como bien vaticinó el Presidente, resultó un fenómeno mediático efímero.
La narrativa desarrollada por medios de comunicación tradicionales, intelectuales orgánicos y dirigentes políticos de la Alianza Va por México, la presentaba como una figura pública de origen humilde, con raíces indígenas, natural, una persona cercana al pueblo, el antídoto ideal para recuperar el poder en 2024.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. No se puede construir una imagen pública que resulte atractiva para los ciudadanos si el personaje en cuestión tiene cola que le pisen y miente.
Bastó hurgar en el pasado de la panista para descubrir la manipulación política. Por estos días ha salido a relucir el verdadero rostro de la hidalguense.
Los contratos por 65 millones de pesos obtenidos siendo servidora pública en el gobierno de Vicente Fox a través de las dos empresas que fundó con su familia. Omitió mencionarlas en sus últimas declaraciones patrimoniales.
Ayer el presidente dijo en la Mañanera que, en los últimos 9 años, las empresas de Xóchitl Gálvez han recibido mil 400 millones de pesos. Le pidió aclarar esa información. La legisladora negó esa versión.
“La denuncia contra Xóchitl Gálvez no es cosa menor, dar contratos a su empresa es corrupción”, dijo Demetrio Sodi, político panista.
Por estos señalamientos la aludida presentó una queja ante el INE, que ha pedido al Presidente se abstenga de hablar de ella en sus conferencias matutinas. “Me quiere silenciar, no quieren que yo hable”, expresó el mandatario.
HABERES
El dirigente del PRD en la entidad, Javier Cabrera, tiene la brújala en mal estado. Su discurso carece de sustento político, y al parecer navega en una tabla, pensando que esa es la salvación, sin embargo, poco a poco se va hundiendo, y es difícil que llegue a tierra firme en el 2024. Pareciera que estamos escuchando a Alito Moreno, dirigente del PRI nacional. Por más braceos que hagan no avanzan en ese inmenso mar. Y si decimos que su brújula anda mal, es porque, imagínese, apuntó en una entrevista que el PAN está fuerte, que es un partido triunfador, cuando en Tabasco no tiene ni registro. Al parecer este personaje no tiene la información necesaria para dar una buena entrevista, porque se necesitan de datos contundentes, lo que deriva para aparecer en medios con una nota bien delineada, construida y con un golpe sólido.
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