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Anaya ganó simpatías

Anaya ganó simpatías

Felipa Nery

Ya vendrán en unos días las encuestas que darán cuenta de los resultados del primer debate presidencial celebrado el pasado domingo, donde al candidato puntero, Andrés Manuel López Obrador, no le fue muy bien, no sólo porque los otros cuatro contendientes lo cuestionaron en torno a sus propuestas para combatir la delincuencia y la corrupción, principalmente por sus dichos de conceder amnistía a los delincuentes y acabar la corrupción sólo porque el como Presidente será honesto. Andrés Manuel López Obrador había aparecido en la última encuesta publicada por el periódico Reforma, con el 48% de intención del voto a su favor, 22 puntos arriba de su más cercano contendiente, Ricardo Anaya, sin embargo después de este debate sobre combate a la inseguridad y la corrupción, muchas personas se sintieron decepcionadas, porque el tabasqueño no respondió a muchos de los cuestionamientos que se le hicieron al respecto. Al tabasqueño se le vio falto de control de los apoyos que llevaba en las cartulinas, las cuales parecía que había revuelto, durante la mayor parte del tiempo se le observaba buscando y con la mirada hacia los documentos; no supo administrar el tiempo para responder a los cuestionamientos, ni de los moderadores, ni a las réplicas de sus adversarios; contrario a lo que muchos decían antes del debate, que Andrés Manuel sería tundido en el mismo y que ahí perdería puntos, por falta de capacidad para responder, en lo particular, considerábamos que podía hacer un buen papel, porque después de haber visto la entrevista que tuvo con periodistas de Milenio, observamos que respondió bien a los cuestionamientos, por tanto consideramos, en el debate se defendería muy bien. Creíamos que su experiencia  en otros debates y su amplio conocimiento de la situación sobre la inseguridad y las propuestas que ha planteado, las llevaría bien redondeadas al debate. Después de que el sábado anterior se había mostrado sereno, sin ocuparse de prepararse para el debate, y aparecer con su hijo pequeño llenando un álbum de estampitas del mundial de Fútbol, creíamos que él veía el debate como una cuestión sin mayor problema, pero al ver su desempeño en el debate la noche del domingo, entonces recordamos lo terco y necio que es, según dicen muchos de sus allegados. Sin duda lo que debió hacer antes del debate, fue coordinar bien sus ideas, llevar notas, para aclarar  sus propuestas en materia de seguridad, escuchar a sus asesores sobre las posibles réplicas de sus adversarios, tener respuesta a las mismas y no quedarse sin responder. Andrés Manuel sabía que no le fue bien en el debate, por eso al terminar el mismo, tomó su portafolio y se retiró del lugar, molesto, sin quitarse el micrófono que le habían colocado, por lo que tuvieron que alcanzarlo para retirárselo. Esa fue la percepción que se tuvo del debate, aunque después, a través de un video, Andrés Manuel dijo que él ganó el debate, que le hubiera gustado responder a las mentiras del candidato “hablantín, hipócrita y farsante” del PAN. Dijo que le fue muy bien, porque no es lo mismo ir a un debate con poco respaldo ciudadano, que con el apoyo de millones de mexicanos y eso le dio mucha seguridad y aplomo.