Con vivas a la unidad y reconciliación, Adán Augusto da Grito de Independencia

En una fiesta muy mexicana, entre la gente y con la gente, el gobernador Adán Augusto López Hernández, dio la noche de este domingo, el tradicional Grito de Independencia, con el que arrancaron los festejos del 209 aniversario del inicio del movimiento insurgente que concedió a los mexicanos patria y libertad.

El mandatario estatal, acompañado de la presidenta del Sistema DIF Tabasco, Dea Isabel Estrada de López, arribó a la explanada de la Plaza de Armas para encabezar la celebración patria a las nueve y media de la noche, donde de inmediato se instaló en primera fila para disfrutar del cierre de la velada artística, cultural y musical, que se prolongó por más de cinco horas.

Frente al templete diseñado bajo el concepto “Patria y Memoria”, flanqueado por los titulares de los poderes Judicial, Enrique Priego Oropeza y Legislativo, Rafael Elías Sánchez Cabrales, López Hernández disfrutó de un peculiar número musical a cargo del cantautor oriundo de Jalapa, Salvador Manrique, quien con sus interpretaciones revaloró el orgullo de ser mexicano, pero sobre todo, de ser tabasqueño.

Tras el jolgorio que concluyó con la participación de la Banda de Guerra del 37 Batallón de Infantería de la 30 Zona Militar, a las 22:43 de la noche, el jefe del Ejecutivo ingresó a Palacio de Gobierno, en compañía de autoridades civiles y militares, para presenciar la ceremonia alusiva al Grito de Dolores encabezada por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, transmitida desde Palacio de Gobierno.

Cerca de las once de la noche, el corazón de Villahermosa vibró con las emblemáticas notas del Himno Nacional Mexicano e inmediatamente después en las pantallas gigantes, apareció la imagen del primer Presidente de la República de origen tabasqueño. ¡El sello de la Cuarta Transformación enalteció el orgullo de la mexicanidad!

Finalizado el protocolo a nivel nacional, con honores a la bandera arrancó en Tabasco a las 11 de la noche con 7 minutos, la respectiva ceremonia solemne, que la concurrencia siguió, pese a la amenaza de lluvia, también en las pantallas instaladas justo en las laterales de una sede del Poder Ejecutivo iluminada con los colores verde, blanco y rojo.