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EL INEGI Y LAS CLASES MEDIAS

JUAN CARLOS REYES TORRES

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) -órgano autónomo-  dio a conocer, la semana pasada, las primeras conclusiones de un estudio amplio que realizó sobre las clases medias en México. Independientemente de que existen otras metodologías de análisis el resultado es una buena noticia para México: en el transcurso de una década la magnitud de la clase media, ya sea contabilizada en términos de hogares o de personas, se incrementó en 4 puntos porcentuales. La participación de la clase media en el cambio democrático, su valía intelectual, política y cívica es invaluable. A pesar de las críticas lanzadas por los socialistas, el modelo de desarrollo económico rinde frutos. El orden macroeconómico establecido y la estabilidad de las finanzas públicas son activo cierto y tangible de bienestar para todos.
La investigación se basa en los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 2000 y 2010, sujetos a una herramienta de estratificación multivariada desarrollada en el INEGI para permitir una síntesis de información diversa y compleja bajo criterios de rigor estadístico. El estudio tomó una muestra de 30,169 viviendas.
Los resultados obtenidos muestran que el 42.4% de los hogares, en donde vive el 39.2% de la población total del país, son de clase media. Por su parte, 2.5% de los hogares son de clase alta, viviendo en ellos el 1.7% de la población del país, mientras que, en el otro lado del espectro social, se tiene al 55.1% de los hogares donde desarrolla su vida el 59.1% de la población mexicana. De acuerdo al propio INEGI somos 112 millones de habitantes en el país.
El enfoque con la que se abordó esta investigación fue, en primer término, partir de un conjunto de indicadores, (17 en total), cualitativos y de gasto per cápita. Se privilegiaron los rubros de gasto sobre los de ingreso, dado que los informantes de las encuestas tienen menos incentivos a sub-declarar los primeros que los segundos. Se tomó también en cuenta aquéllos rubros de gasto que fueran más allá del consumo de bienes y servicios básicos que deben presentarse en todo hogar. Es así como se seleccionaron variables tales como: el gasto per cápita en consumo de alimentos y bebidas fuera de la vivienda; gastos en cuidados personales; gastos en educación, cultura y recreación, gastos en regalos otorgados a otros hogares, pago de tenencia y pago a tarjetas de crédito, entre otros. Los investigadores del INEGI aclaran que en la investigación el término clase social baja no es sinónimo de pobreza. Toca –ahora- el turno a otras instituciones académicas a demostrar lo contrario, enriquecer el debate y fomentar la discusión seria. Felicitaciones a Eduardo Sojo.
(Twitter:@jcreyest)