José Martínez
Resulta en cierto modo inexplicable lo que sucedió con Roberto Villalpando Arias como presidente municipal de Macuspana. Durante las elecciones del 2018 simplemente arrasó con sus contrincantes.
Obtuvo casi 40 mil votos, cuatro veces más que su más cercano competidor del Partido Verde. El PRI, que tradicionalmente venía gobernando ese ayuntamiento, quedó en un lejanísimo cuarto sitio, en tanto que el PRD -todavía en el gobierno estatal a cargo de Arturo Núñez-, se colocó en tercer sitio.
No hay duda que mucho tuvo que ver la presencia de Andrés Manuel López Obrador en las boletas presidenciales. Más todavía siendo Macuspana su lugar de origen. También ahí, el actual gobernador Adán Augusto López recibió un importante respaldo ciudadano.
¿Qué sucedió con Villalpando Arias? Un relativamente joven político y con amplia experiencia tanto partidista como administrativa. Además con envidiables relaciones.
Él mismo contaba que se inició a los 17 años en la actividad política, en las filas juveniles del PAN tabasqueño. Inclusive fue dirigente municipal del blanquiazul ganándole nada menos que a uno de los personajes más emblemáticos de ese partido, Arnulfo Cueva Aguirre.
Platica que se formó como contador público en la UJAT y tuvo la gran fortuna de realizar su servicio social nada menos que en el despacho López y López, que dirigía Rosalinda López Hernández, hermana del actual gobernador y titular ahora de la Auditoría Fiscal Federal. En esas oficinas, solía decir Villalpando, “aprendía a hacer auditorías”. Y también, por qué no, se acercó más al PRD, partido en el que militó su ex jefa. Por si fuera poco, trabó importante amistad –lo decía- con Ramiro López Obrador, hermano de Andrés Manuel y quien también fue alcalde de la tierra “tumbapatos”
Muy orgulloso anunciaba que cuando asumiera la alcaldía, lo haría con todas las de la ley, pero sobre todo respaldado por una minuciosa auditoría a su antecesor. El entusiasmo por administrar el municipio nativo de AMLO resultaba contagiosos.
Por eso uno se pregunta, ¿qué le ocurrió? Sabemos que Macuspana es un pueblo difícil de gobernar; una muestra de la complejidad fue su ruidoso comportamiento cuando el presidente López Obrador visitó ese municipio en marzo pasado, poco antes de que se declarara la emergencia sanitaria. ¿Fue entonces un anuncio?, ¿ocurrió –como se argumentó – una conspiración de grupos internos?
Lo cierto es que, Macuspana se convierte en el segundo municipio que será gobernado por un Concejo municipal; hace unos meses se instaló una administración similar en Jalapa. En los dos casos, los destituidos son ediles surgidos de Morena.
HABERES
Queda claro que el partido en el poder no encubre irregularidades, ni tolera la corrupción, sostiene el diputado Braulio Escalante. ¿Qué sigue?
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