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Encuestas, ¿el fiel de la balanza?, o una medición a modo

Encuestas, ¿el fiel de la balanza?, o una medición a modo

José Martínez

Uno de los mecanismos muy subjetivos del que se hace uso durante los procesos electorales, porque además han demostrado ser un buen negocio, son las encuestas de preferencias electorales.

Estas herramientas que buscan conocer las preferencias del electorado en el momento que son levantadas, por lo general las usan bajo el interés de inclinar la balanza hacia un lado. Y a pesar de que tienen que ser reportadas a la autoridad electoral muchas de ellas carece de una metodología científica en su levantamiento, o incluso presentan sesgo en la población entrevistada.

En su informe de monitoreo de noticias que realiza la UNAM  a petición del INE, la máxima casa de estudios reportó que en menos de un mes de haberse iniciado las campañas políticas federales, se habían difundido más de 300 encuestas a nivel nacional, muchas de ellas sin mostrar la metodología utilizada, por lo que sus resultados carecen de confiabilidad.

Es de conocimiento público de una encuestadora a nivel nacional que da a conocer sus resultados a media semana en la que se muestra a Ricardo Anaya con muy pocos puntos de diferencia con el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, medios nacionales sacaron a relucir que esta casa encuestadora tiene firmado jugosos contratos con el de Querétaro, lo que bajó el entusiasmo mostrado por sus seguidores.

En Tabasco tenemos a un grupo de ciudadanos que entrega premios a presidentes municipales y diputados. Sus resultados siempre han beneficiado a un presidente municipal de La Chontalpa, y en esta semana dieron a conocer una encuesta estatal en la que los dos candidatos punteros estaban separados por mínimos puntos porcentuales.

Pocos han creído en los resultados difundidos, pero sí han servido para que el equipo de uno de los candidatos lo difundieran ampliamente entre la sociedad.

Los resultados de este grupo contrastan con los presentados por una casa editorial del estado que da una preferencia exorbitante a uno de los contendientes locales, y prácticamente desaparece a otros.

Lo que para algunos es poco creíble y solo demuestran hacia qué color late sus corazones políticos. Evidentemente buscan influir en las preferencias electorales.

No son las únicas, en las redes de internet cada sitio tiene sus propias encuestas y los más atrevidos realizan sus encuestas mediante las plataformas electrónicas de facebook o twiter que permiten realizar dichas acciones sin ningún control. Los resultados son verdaderamente ilógicos con la realidad.

Otro punto es el uso que hacen de las encuestas de los propios candidatos y sus seguidores. Cuando les beneficia la legitiman. Cuando les perjudica las cuestionan. Por lo que la guerra de encuestas no parará durante el tiempo que falte del proceso electoral estatal y federal.

Como se mencionó, las encuestas serias deben ser reportadas a los órganos electorales en la que especifican los mecanismos usados para llegar a su resultado. Conviene revisarlo, es información pública, así usted formará su propio criterio y no se dejará sorprender. La verdadera encuesta será el uno de julio.


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