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Espero que la tormenta no dure tanto, dice

Espero que la tormenta no dure tanto, dice

Por: Felipa Nery

Al conocerse el pasado jueves la renuncia de Agustín Carstens como gobernador del Banco de México, para convertirse en gerente del Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, Suiza, corrieron todo tipo de especulaciones, que “si abandonaba el barco en medio de la tormenta”, o que salía, debido a las relaciones frías que mantenía con el secretario de Hacienda Luis Meade, con quien supuestamente ha chocado por no compartir algunas disposiciones del gobierno, como el endeudamiento excesivo y el incremento de las tasas de interés, así como las perspectivas de crecimiento que prevé la Secretaría de Hacienda, que no coinciden con las que tiene el Banco de México, Carsens dijo que su renuncia no se debía leer “como una reacción coyuntural o a algún supuesto desencuentro con la Secretaría de Hacienda, o el Gobierno Federal”, él respondió que estará en el cargo durante los siguientes siete meses, y además, dijo esperar que la tormenta no dure tanto, se refería a la crisis económica que vive México. Agustín Carstes fue reelecto como gobernador del Banco de México en el 2015 para un período de seis años que concluiría en el 2021, fue secretario de Hacienda durante los primeros tres años del gobierno de Felipe Calderón y posteriormente pasó al Banco de México, donde ha desempeñado muy bien su papel de regulador de la política monetaria y el control inflacionario, a pesar de la crisis económica en la que ha caído el país, a raíz de la caída de los precios del petróleo. Carstens, cuenta con una preparación técnica y académica de alto nivel; estudió maestría y doctorado en Economía, en una Universidad de Chicago, y la licenciatura en el ITAM, donde se graduó con honores; inició su carrera en el Banco de México en 1980; fue director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, institución que aspiró a dirigir en el 2011, pero le ganó la señora Christine Lagarde; y a partir de octubre de 1917, será el responsable de dirigir durante cinco años, el banco de bancos centrales, la institución financiera internacional fundada en 1930; su función será la de fomentar la estabilidad monetaria y financiera mundial. Dicen en mi pueblo, que sólo el cucharón conoce el fondo de la olla. Es decir, que sólo los verdaderamente involucrados en esta decisión, son los que conocen la realidad de la salida de Carstens del Banco de México, o sea, el Presidente de la República, el Secretario de Hacienda y el mismo Cartens; no sabemos si verdaderamente se deba a diferencias por la forma en que se conduce el manejo de las finanzas por parte del Ejecutivo; o realmente se trata de la búsqueda de un sueño, de estar en un organismo internacional, donde pueda trascender más allá de su país, o realmente ve que el país va en picada y él no puede hacer nada por rescatarlo; o también son acuerdos internacionales, de designar un representante de América, a tratar de controlar la estabilidad monetaria mundial, ante la llegada del “terrorífico” Donald Trump a los Estados Unidos de Norteamérica. Lo cierto es que a estas alturas, el país debe contar con hombres que tengan la capacidad de sustituir a Agustín Carstens, pues no podemos seguir siendo el país de un solo hombre y estar pensando que no hay quien lo releve.