Por: José Martínez
Un mandatario necesita del respaldo de sus funcionarios, la oportuna respuesta de su círculo más cercano. Hay un área en particular sobre la que descansa la acción política interna, la conciliación de intereses. Me refiero a la Secretaría de Gobierno.
En el caso de Tabasco, recientemente se hicieron algunos cambios en el gabinete de Arturo Núñez. Las designaciones en la Segobtab y en Comunicación Social llamaron la atención por razones evidentes. Me detengo ahora en la ocurrida en la persona de Gustavo Rosario Torres, cuyas acciones desde que llegó a ese cargo han confirmado su amplia experiencia, por los cargos que ha ocupado, tanto a nivel estatal como federal.
Desde su arribo a la Secretaría tendió puentes y abrió las puertas para mantener la conciliación y evitar los conflictos. La Secretaría de Gobierno ha sido definida como una especie de pararrayos para el Jefe del Ejecutivo. Rosario Torres no esperó acomodarse y más bien acomodó algunas acciones que estaban sueltas.
Su labor fue motivo de ratificación de la confianza, una cercanía que tienen con Arturo Núñez desde hace décadas, cuando coincidieron en la administración de Don Mario Trujillo. Contribuir a la gobernabilidad es su encomienda.
Su primer evento a campo abierto fue el encuentro fue con asociaciones civiles. Desde ahí mandó el mensaje que el gobierno está atento a las necesidades de los ciudadanos en aras de lograr un mejor Tabasco. Sostuvo que la reconciliación es importante, eliminar las brechas entre sociedad y autoridades, dar prioridad a la comunicación y el entendimiento.
“La Secretaría de Gobierno tiene como propósito fundamental ser un facilitador del acercamiento de los ciudadanos con las autoridades. Si nos unimos no seremos vencidos por nada y enfrentaremos de mejor manera las situaciones”, expresó.
En una amplia entrevista reconoció que hay temas qué atender, como el de la inseguridad. “Es un flagelo –dijo- y la tranquilidad es un objetivo, pero para eso tenemos que hacer esfuerzos constantes, continuos, sistemáticos, inteligentes, bien planeados”.
Dijo entonces: “el político profesional es aquel que entiende que existe una realidad, no la ignora, que trabaja para que esa realidad y la política sean algo que vayan de la mano”. Se trata, destacó de comprender muy bien el problema pero no solo limitarse a su solución, sino anticiparse, conocer su magnitud. Esto es algo que requiere estudio y experiencia.
En pocas palabras, es la definición de lo que debe hacer un secretario de Gobierno en un estado.
La lista de asuntos de Gustavo Rosario ha atendido es amplia: lo mismo se le ve con taxistas, locatarios de mercado, que con vecinos de fraccionamientos y colonias. Temas como violencia de género, inseguridad y la participación ciudadana, han llegado a su mesa.
Retomo sus palabras: “sé que es un cargo complejo, sé que tenemos una serie de problemas, unos más graves que otros, y todos tendrán su tratamiento para poder ayudar al licenciado Núñez a que su gobierno se desplace como debe ser”. Es una función en la que debe moverse con audacia y prudencia, un equilibrio necesario.
HABERES
UN NUEVO debate en torno al presidente Enrique Peña Nieto abrió la periodista Carmen Aristegui. Presentó el domingo un pequeño reportaje de su equipo en relación a un presunto plagio de textos de Peña Nieto para hacer su tesis y titularse como abogado. Tomó sin citar páginas completas de un libro del ex presidente Miguel de la Madrid. Por cierto, la revista Expansión lo mantiene entre los diez mandatarios que mejor salario tienen en el mundo: 165 mil dólares al año.
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