INE organiza la elección

Felipa Nery

El ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Narro Robles, se retiró de la contienda interna del Partido Revolucionario Institucional, en la que aspiraba a ser el dirigente nacional; no sólo abandonó el proceso de elección, sino que de paso también renunció a ese partido, en el que dice militó durante casi cinco décadas. El argumento por el que se retiró del partido fue porque consideró “evidentes las muestras de que existe un preferido de la cúpula del PRI, el candidato oficial de los gobernadores y de quien fue hasta recientemente el jefe político del partido”, y también señaló “indicios de intervención del gobierno federal, quien hasta hace unos meses declaraba duramente en contra del candidato oficial, hoy lo anima y lo arropa”. Hay que evitar dijo, “que las decisiones del PRI las siga tomando el presidente en turno. Se trata de una farsa que antes de iniciar ya tiene resultado”, dijo no estar de acuerdo con formar parte de la comedia, ni a legitimar lo que está viciado de origen. A las referencias que el doctor Narro hizo de la supuesta intervención del gobierno federal, le respondió de manera directa el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dijo: “No comparto su punto de visto, entiendo que su situación no es de lo mejor y no voy a hacer ningún cuestionamiento. Yo respeto”, pero también añadió: “No somos iguales o hipócritas”. La realidad es que el doctor Narro no conocía las entrañas del dinosaurio, su partido el Revolucionario Institucional. Él ha sido la mayor parte de su vida profesional, un académico universitario, fue rector en dos ocasiones, de la Universidad Nacional Autónoma de México y secretario de salud, del gobierno federal;  lo llevaron a esa secretaria, por el prestigio acumulado como médico, investigador y como rector de la UNAM; pero una cosa es cuando el sistema político te utiliza y otra distinta es cuando el político quiere alcanzar una posición política por su propio prestigio, sin contar con la aprobación de quien mueve los hilos de esa marioneta. Ahora que el doctor Narro aspiró a ser dirigente de su partido, fue que lo conoció y se dio cuenta que hay un candidato que tiene la “bendición divina”, para llegar  a la dirigencia, por la “vía democrática más limpia”, es decir, en una contienda organizada por el Instituto Nacional Electoral. Seguramente, Alejandro Moreno obtendrá el mayor número de votos en las urnas, de eso se van a encargar los que han recibido las indicaciones para que así sea y su elección será “democrática” y “legal”. Simplemente doctor Narro, por ahora a usted no lo requirieron los que mandan en su partido, quizá le buscaron políticos priístas ilusos, que creen que podían pasar por encima de quien controla ese partido desde hace muchos años y que en su momento, también han sido beneficiarios de esa forma de operar del Revolucionario Institucional, que es la forma en la que se conducen todos los partidos en México, en una aparente democracia.