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Inseguridad Tabasqueña

Inseguridad Tabasqueña

POR: SINHuÉ CASANOVA MAGAÑA

Lo que en Tabasco eran hechos esporádicos ocurren ahora con preocupante frecuencia. En torno a temas de inseguridad, que se veía reflejado principalmente en algunos secuestros y en pocos municipios tabasqueños, así como del inicio de la presencia de la delincuencia organizada ahora se ha extendido; tenemos prácticamente homicidios diarios, robos de todo tipo, desde un celular, hasta vehículos y casas, asalto a cuentahabientes, incluso asaltos a instituciones bancarias. Como en el resto del país se incrementaron los robos con violencia, donde han llegado a asesinar a personas que se resisten a estos hechos, entre otros más. La PERCEPCIÓN de los ciudadanos es que las instituciones han sido rebasadas por este lamentable fenómeno social y la población se encuentra completamente vulnerable.

En nuestra entidad, independiente de los diferentes cambios de titular en la Secretaría de Seguridad Pública en Tabasco, aún se esperan mejoras sensibles. Lo que conocemos día con día es un indicativo que estamos ante un tema de fondo; no podemos esperanzarnos en que una persona lo resuelva. Lo cierto es que alguien debe encabezar este esfuerzo. Como un cambio de fondo, no de persona. Los casos de inseguridad siguen siendo foco de atención en diferentes puntos de Tabasco y últimamente un aumento de delitos en los municipios fronterizos con Guatemala.
Aunque existe la policía municipal y estatal, este no debe ser un argumento para NO cumplir la responsabilidad de ambos, lo mismo que las autoridades federales. El objetivo es brindar Seguridad Pública a la población tabasqueña. Para ello debe fortalecerse la colaboración entre las instituciones y ayudarse mutuamente para resolver este lamentable fenómeno; más aún, con la actual presencia de fuerzas federales como es la Gendarmería.
Quizás se intentan realizar acciones. Seguido escuchamos anuncios de nuevas estrategias o cuando con entusiasmo los ciudadanos esperábamos la llegada de la Gendarmería. Hay una impresión, quizá equivocada, de que a seis meses del arribo de las fuerzas federales todavía se espera que esto se refleje en resultados importantes. Es aquí que nuevamente toma fuerza la hipótesis planteada párrafos anteriores: el fenómeno de la inseguridad requiere de un cambio de fondo, integral.
La pregunta clave es: ¿Por dónde empezar? Y las respuestas pueden ser variadas. Por ejemplo, depuración de malos elementos; aumento del presupuesto público para formar más y mejores policías; profesionalización; mayor capacitación e incentivos a policías; fortalecer equipos policiacos; concientizar a la población; una estrategia de comunicación social permanente; generación de empleo; etc.
Se puede especular por donde iniciar y probablemente todas las opciones sean válidas; quizás esta sea la clave. Un problema de este tamaño, tiene diferentes opciones de solución, con una gran oportunidad de hacer ver y transmitir a la población que se están haciendo los cambios necesarios para recuperar los espacios perdidos, lo importante es hacerlo YA.
No es aceptable que el ciudadano tenga temor de ser asaltado en el transporte o la vía pública; tampoco es posible que circulen en su coche con miedo a que le sea robado su vehículo o ir al banco a realizar algún retiro en efectivo sin que esté con la preocupación que lo despojen de sus ahorros. Esto y muchas preocupaciones más derivadas de la inseguridad, no pueden ni deben tener los ciudadanos. Es la responsabilidad del Estado brinde esta seguridad.
Mientras se decida entrarle al tema con profundidad, los ciudadanos hoy en día se sienten inseguros. Esa es una realidad que se comenta en la familia, con los amigos, en el centro de trabajo, cualquiera que sea el entorno siempre surge este tema; se trate de percepción o no, es un tema que desde las instituciones gubernamentales se debe atender. Es su tarea encabezar esta acción, incluso, coadyuvar a la organización social para mitigar este tema.