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“La pobreza no  es inevitable”

“La pobreza no es inevitable”

El papa Francisco subrayó ayer domingo que hay esperanza y que la pobreza “no es un algo inevitable”, durante su visita a Akamasoa, el barrio de la capital de Madagascar construido por el misionero argentino Pedro Opeka sobre un vertedero donde ahora hay viviendas dignas para 25 mil personas.

En la llamada ‘Ciudad de la amistad’, erigida por el tesón de este misionero compatriota de Francisco y candidato al premio Nobel de la Paz, el pontífice dijo que “el Señor ha escuchado el clamor de los pobres y ha manifestado su amor con signos concretos como la creación de este pueblo”.

En esta ciudad construida por sus propios habitantes -un barrio de casas de colores, con centros médicos, escuelas, campos deportivos y calles asfaltadas, donde hace 30 años surgía un basurero en el que rebuscaban miles de personas- Francisco resaltó que “el sueño de Dios no es sólo el progreso personal, sino principalmente el comunitario, que no hay peor esclavitud que la de vivir cada uno solo para sí”.

A los jóvenes de Akamasoa, que en lengua malgache quiere decir ‘buenos amigos’, les instó “a no bajar nunca los brazos ante los efectos nefastos de la pobreza” y a no sucumbir “a las tentaciones del camino fácil o del encerraros en vosotros mismos”.