LA REFORMA ENERGÉTICA

FELIPA NERY

“Establecemos reglas para los demás y excepciones para nosotros.” (Francois de la Rochefoucauld)

La reforma energética, una de las reformas estructurales acordadas en el Pacto por México y que mayor polémica ha causado, sobre todo, porque es bandera política de Andrés Manuel López Obrador, quien se opone a la misma,  fue presentada ayer por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Sin conocerse aun el sentido en el que se presentaría, la semana pasada López Obrador condicionó al PRD respaldar  su movimiento de protesta en las calles en contra de la reforma energética, a que se retirara del Pacto por México y que rechazara la reforma energética. Se supone, que los tres principales partidos PRI, PAN y PRD, firmaron este Pacto por México, considerando como esenciales las reformas estructurales, para evitar la parálisis en la que se encuentra el país, alegando que no crecemos por la falta de estas reformas para modernizar  los sectores públicos que mueven la economía, como son: energía eléctrica y  petróleo. Sin embargo, ahora vemos que esta reforma energética se convierte en moneda de chantaje político de López Obrador, quien está formando su partido político MORENA, por una parte, y del PRD y del PAN, por otra, porque quieren que antes de que se apruebe la reforma energética, se apruebe la reforma política que incluye crear el Instituto Nacional Electoral (INE), órgano que se encargaría de organizar tanto las elecciones federales, como las estatales, para restarle fuerza a los gobernadores que manipulan los procesos electorales. La reforma energética presentada ayer por el Presidente considera cambios a los artículos  27 y 28  Constitucional; en cuanto a petróleo e hidrocarburos, plantea una reestructura a Pemex establece que México seguirá siendo el único dueño de la renta petrolera, incluso Peña Nieto retoma palabras de Lázaro Cárdenas, quien en su momento señalara que sus reformas  buscaban  la permisividad de  “celebrar contratos de utilidad compartida cuando así convengan al interés nacional”; Peña  plantea definir nuevo régimen fiscal para Pemex, mediante el cual el Estado actuará como dueño y no como un recaudador de corto plazo; se reestructuraría PEMEX en dos divisiones: exploración y producción, enfocada en la extracción de petróleo y gas; y transformación industrial para generar combustibles y mejorar la rendición de cuentas para obras, adquisiciones y contratos de Pemex y se establecerán reglas de contenido nacional en las compras y proyectos de infraestructura de Pemex; en  generación de electricidad, propone cambios al 27 constitucional para permitir la participación de particulares en la generación de electricidad, hay que resaltar que esto ya está ocurriendo, sólo que ahora se busca darle formalidad; se plantea que el Estado mantenga en exclusividad el control del sistema eléctrico nacional, así como el servicio público de las redes de transmisión