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La tricoloración de Morena; desplazan viejos príistas a obradoristas

La tricoloración de Morena; desplazan viejos príistas a obradoristas

Por: José Martínez

Se ha hecho una costumbre que los partidos políticos se alimenten de quienes emigran de otros institutos. Pueden ser razones ideológicas “muy pocas veces-, o motivos de oportunidad y oportunismo “la mayor de las veces. Existen personajes que en un partido ocupan todas las posiciones posibles y renuncian cuando por alguna razón les niegan una candidatura. La multiplicación de partidos ofrece a estos individuos una diversidad de opciones para seguir escalando o por lo menos mantenerse en el presupuesto.

En los años recientes hemos sido testigos en Tabasco de dos grandes éxodos: entre 2012 y 2013 de aquellos que se salieron del PRD para fundar un nuevo partido, Morena. Hubo quienes posteriormente, ya de manera más esporádica se subieron individualmente al tren obradorista.

Otro gran éxodo “aunque al parecer temporal- fue el de quienes se salieron del PRI en las elecciones del 2015 para reforzar al Partido Verde en Tabasco. Este instituto pasó de estar en el sótano de la cosecha electoral a convertirse en una franquicia exitosa a tal grado que obtuvo alcaldías y diputaciones como nunca antes. Las elecciones extraordinarias del 2016 mostraron la fragilidad de ese crecimiento.

Un partido que se ha estado alimentando en fechas recientes por grupos y supuestos liderazgos provenientes del PRI es Morena. Digo supuestos liderazgos porque muchas nuevas adquisiciones se ofertan como si tuvieran una base y estructura electoral competitiva.

Allí están los casos de Evaristo Hernández, Ariel Cetina, Armando Beltrán Tenorio (La Pelota), Saúl Plancarte, entre otros que llegan a buscar candidaturas desplazando, en muchos casos, a militantes con más formación académica o mayor compromiso político que fueron fundadores de Morena.

Podría discutirse la representatividad de Hernández Cruz, por ejemplo, pero hay un prototipo de lo que debería evitar cualquier partido que se ofrezca como modelo para el cambio. Allí si no vale eso de “una segunda oportunidad”, porque quien ha hecho lo mismo una y otra vez seguirá haciendo lo mismo.

Veamos un caso que ya está provocando molestias entre los morenistas, por lo que ilustra del riesgo que corren de ser desplazados definitivamente con los “recién llegadosE. Se trata del andradista Saúl Plancarte Torres a quien se dice en Balancán que lo pretende hacer candidato Adán Augusto López Hernández, con quien coincidió en el PRI durante la fallida campaña del 2000 para tratar de hacer gobernador a Manuel Andrade.

En el reparto de posiciones de aquel año por parte de Roberto Madrazo y Manuel Andrade a Plancarte Torres le tocó la alcaldía de Balancán. Pasó su administración con más pena que gloria y terminado su trienio prácticamente abandonó su municipio
para retornar casi 13 años después buscando volver a ser candidato del PRI en el 2015. Sus pleitos con Erubiel Alonso lo dejaron fuera y se refugió en el partido Movimiento Ciudadano. Esta organización, que buscaba aferrarse a quien ofreciera costear su campaña, aceptó a Saúl Plancarte. El resultados conocido: perdió las elecciones.

En ese tiempo también intentó promover a su hijo Ismael Plancarte como diputado del tricolor.

Para sorpresa de los morenistas, ahora Saúl Plancarte busca hacerse promotor de su candidatura a la alcaldía de Balancán confiado en que el “efecto Obradorp consiga lo que no logró ni el respaldo que recibió de Manuel Andrade ni la pobre estructura del Movimiento Ciudadano. Pero existe el voto de castigo ante las equivocaciones.

 

HABERES

Mucho cuidado deberán tener los aspirantes con las campañas anticipadas. El INE guarda las sanciones como un recurso de negociación.