Luis García
La gira del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador por Centroamérica se puede calificar como productiva dado todo lo ocurrido y los reconocimientos que le hicieron de distintas maneras, en especial por la medalla conmemorativa “José Martí”. El mandatario mexicano dejó para lo último su presencia en La Habana, Cuba en donde el recibimiento sin lugar a duda tuvo un significado distinto por la hermandad que se tiene con la isla.
En administraciones anteriores, sobre todo de la derecha, tal es el caso de los gobiernos de Vicente Fox y de Felipe Calderón, esas relaciones se enfriaron, aunque con Enrique Peña Nieto, se mostró un breve repunte la realidad es que eran visitas muy protocolarias precisamente para hacer sentir al mundo que México seguía siendo la nación hermana de toda América.
El Ejecutivo federal comenzó su gira por cinco países, por el vecino Guatemala con los que existen una colaboración permanente destacando el trabajo en el tema de la migración como evidencia de la injusticia; dijo que sólo con la cooperación internacional lograremos poner punto final al doloroso fenómeno de la migración que causa mucho dolor, que causa muerte; ahí les dijo que se tiene la tarea inmediata de impulsar la paz y el bienestar de nuestras naciones.
Mientras que en su visita a El Salvador el presidente Nayib Bukele reconoció al mandatario mexicano como un líder de la región y ambos coincidieron en el excelente estado que ha alcanzado la relación bilateral y renovaron el compromiso de consolidar una agenda estratégica basada en el respeto mutuo, la cooperación y el diálogo productivo.
Coincidieron en la importancia de continuar impulsando programas del Fondo México para el Bienestar y el programa Mesoamérica sin Hambre, con el fin de que su implementación tenga una mayor cobertura territorial en El Salvador, con énfasis en la promoción de la seguridad alimentaria y nutricional; así también, en la reducción de la pobreza rural.
Ya en Honduras el presidente se reunió con la presidenta de ese país, Iris Xiomara Castro Sarmiento en donde la mandataria mostró su admiración entonando la clásica frase “es un honor estar con Obrador”.
Los mandatarios abordaron el tema de la movilidad humana, como un elemento de vinculación cultural y económica entre la población migrante de los países de origen, tránsito y destino. Por ello, expresaron la necesidad de conjuntar esfuerzos para dar una respuesta integral a las poblaciones vulnerables y atender a sus respectivos connacionales en el exterior, así como fortalecer la interlocución con autoridades locales mediante acciones colectivas, fomentando el respeto a los derechos humanos de los migrantes y la preservación de la dignidad humana.
En el más pequeño de todos los países visitado, Belice y ante la presencia de su primer ministro , Juan Antonio Briceno, López Obrador fue contundente en precisar que se tomaron acuerdos para que México suprima sus aranceles a productos que Belice pueda exportar a nuestro país; es decir, se va a poder exportar a México desde Belice alimentos, productos agrícolas, carne de res y otros alimentos básicos sin pago de impuestos. “Se suspenden los aranceles. Vamos a llevar a la práctica un auténtico, un verdadero libre comercio entre nuestras naciones, dijo.”
La cereza del pastel en la gira del mandatario mexicano fue Cuba, la eterna, la mágica y es que para ello al termino del encuentro con el presidente Miguel Díaz Canel-Bermudez AMLO da un magistral mensaje lleno de historia de las relaciones de nuestro país con la isla.
En una de sus partes recuerda a Pino Suárez, de la siguiente manera: “Cuenta en su libro Márquez Sterling, que mi paisano, el vicepresidente José María Pino Suárez, en esa visita solidaria, le confesó en forma profética lo siguiente: ‘Nuestra renuncia impuesta provoca la revolución. Asesinarnos equivale a decretar la anarquía. Yo no creo, como el señor Madero, que el pueblo derroque a los traidores para rescatar a su legítimo mandatario; lo que el pueblo no consentirá es que nos fusilen. Carece de la educación cívica necesaria para lo primero, le sobra coraje y pujanza para lo segundo.’. Y hasta aquí concluyó la columna de hoy porque seguro tendré que recortarla por el espacio…
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