var _gaq = _gaq || []; _gaq.push(['_setAccount', 'UA-38838256-1']); _gaq.push(['_trackPageview']); (function() { var ga = document.createElement('script'); ga.type = 'text/javascript'; ga.async = true; ga.src = ('https:' == document.location.protocol ? 'https://ssl' : 'http://www') + '.google-analytics.com/ga.js'; var s = document.getElementsByTagName('script')[0]; s.parentNode.insertBefore(ga, s); })();
Los retos de quien gane la Presidencia: entre la realidad y la utopía

Los retos de quien gane la Presidencia: entre la realidad y la utopía

José Martínez

Quien gane la presidencia de la República este primero de julio, lo que también es aplicable para la gubernatura y las alcaldías, la pregunta es: cómo gobernará y con quién. Luego, cómo cumplirá sus compromisos. Algunos de buena intención, pero muy lejos de la realidad, según algunos analistas; o también, en algunos casos, deben remar contra la historia y las costumbres.

De entrada, hay que señalar que nadie tiene una varita mágica para resolver todas las consecuencias de un esquema que deja como saldo una brecha de desigualdad cada vez mayor, y una franja de pobres de más de la mitad de la población.

El principal asesor en materia económica de uno de los candidatos a la Presidencia con más posibilidades de ganar ha señalado que la política económica no cambiará con su llegada a palacio nacional. El mismo candidato ha señalado que en el mejor de los casos solo revisará la legalidad con la que se dieron los acuerdos firmados con los gobiernos anteriores. Por lo demás, todo seguirá la misma lógica que se ha tenido, por lo que nadie podrá decirse decepcionado más adelante.

Entonces qué cambios puede haber. Si bien es cierto que todo indica que se jugará con las mismas reglas que han aplicado para sus antecesores, también es cierto que se puede actuar de forma diferente, y eso puede significar un gran cambio para el país y para la sociedad.

Un factor medular que sí puede hacer la diferencia es el estado de derecho, nadie por encima de la ley ni al margen de ésta. Si a ello sumamos un verdadero programa contra la corrupción en la que no solo participen las instituciones de gobierno, sino que se involucre de forma activa a la sociedad, estarán sentadas las bases para un cambio.

El resto es un asunto de garantizar derechos, en la que la aplicación de recursos resulta fundamental.

En lo relacionado a que los jóvenes que deseen estudiar, seguramente deberá garantizarse un espacio para rescatar a este sector de la vulnerabilidad frente al llamado crimen organizado, pero también por la delincuencia común. Hay que señalar también que el punto débil en México está en los niveles educativos iniciales y no en los finales, así que la tarea será grande.

Hay una propuesta de distribuir las oficinas administrativas de diversas dependencias federales en todo el país que nos recuerda de alguna manera al proceso de descentralización administrativa impulsada por el régimen de Miguel de la Madrid.  Aunque bajo el gobierno de Enrique Peña Nieto siguió una ruta contraria, la concentración.

El incremento a los apoyos sociales va muy de la mano con la de quitar privilegios a funcionarios, y no solo a los de primer nivel, en la que el diálogo y el convencimiento será fundamental para que sean aceptados estas modificaciones.

La relación con el poder legislativo para institucionalizar algunas políticas públicas, la aprobación de recursos y posibles reformas legales, será fundamental.

El trabajo de la mano con la sociedad será otro pilar. Una sociedad movilizada, participativa e informada que pueda interpelar al primer mandatario en caso de algún error, ya que no está libre de equivocación, pero abrir sus oídos a la ciudadanía hará la diferencia.

Son los retos que habrá que comenzar a revisar pasando la jornada electoral del domingo. Por lo pronto, hay que votar en libertad.


HABERES

EL INE dio a conocer que a las once de la noche del 1 de julio se dará conocer el nombre del ganador de la contienda presidencial. De acuerdo a estudios científicos, el conteo rápido tendrá una precisión suficiente para poder dar rangos acertados de lo que obtendrá cada candidato presidencial.