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Más responsabilidad, en el reparto del presupuesto

Por: José Martínez

¿Por qué sólo fue un bloque de gobernadores perredistas los que buscaron al nuevo secretario de Hacienda, José Antonio Meade, con el fin de dialogar y negociar mejores partidas presupuestales para sus respectivos estados? ¿Dónde están los mandatarios priistas y panistas?, ¿será que a ellos sí les irá bien con el reparto del dinero federal en 2017?

Son preguntas obligadas porque llama la atención el silencio en estados como Campeche también doblemente golpeados por la crisis petrolera y presupuestal. Lo mismo sucede con el PAN, partido que todavía gobierna varias entidades y en las que sin duda también hay un efecto nocivo en las finanzas.

Aunque me cuentan que dicho recorte es de forma discrecional. Aseguran que al final de cuentas quien decide a qué estados se puede mover o quitar más dinero es el propio presidente Enrique Peña Nieto. Ningún gobernante de una nación puede actuar de manera facciosa porque es su responsabilidad la estabilidad de todo el país.

En su última visita a Tabasco, cuando el gobernador Arturo Núñez le dio a conocer -otra vez- la situación en la que se encuentra la entidad, con el objetivo de sensibilizarlo, Peña Nieto se limitó a responder que dicho tema era competencia de los legisladores en el Congreso de la Unión. Sí y no. El presupuesto lo elaboró el gabinete federal y lo revisan los diputados.

Tiene que existir más sensibilidad . Hay estados como Tabasco donde el desempleo es una variante que tiene al borde de la desesperación a miles de tabasqueños y en mayor riesgo la seguridad. Lo que se busca es tener mejores inversiones para enfrentar la crisis que hoy se vive a raíz de la misma reforma energética.

En agricultura, por ejemplo, la reducción propuesta a nivel nacional es de 29 por ciento; en comunicaciones y transportes, área estratégica para detonar inversiones en infraestructura, se plantea recortar el gasto 28 por ciento, respecto del aprobado para este año.

En el ramo de salud, el gobierno propuso una asignación de 121 mil 817.5 millones de pesos, 10.8 por ciento menos que este año, también en términos reales, y en turismo, con una partida de 3 mil 497.5 millones de pesos, la contracción es de 35 por ciento.

Con estas reducciones, ¿cuál sería entonces la apuesta en la entidad? Las puertas que se usarían para salir a buscar un mejor horizonte -ya que no está el petróleo-, la federación las está cerrando.

Por dónde buscarle, esa es la preocupación del gobierno de Núñez. Porque se necesita inyectar recursos a los sectores que pueden amortiguar el golpe y de paso ofrecer una mejor calidad de vida. No se trata sólo de sobrevivir, sino de mejorar.

Resulta por lo menos “sospechoso” que los estados sacrificados sean de signo perredista, por lo menos comparados con Edomex y Jalisco. Es cierto que en los cálculos del poder pesa lo electoral, pero no se debe ignorar el riesgo de la inestabilidad. Siete estados dejaron de ser priista este año. Hoy, con 15 entidades a su favor, el partido de Peña pasará de gobernar 66 millones 368 mil 197 personas, a gobernar 53 millones 622 mil 427.

Arturo Núñez lo dijo hace unos días, el margen de maniobra para salir victoriosos con el presupuesto es muy reducido. Tabasco estaría perdiendo unos mil 500 millones de pesos, pero se debe intentar reducirlo, porque primero están los tabasqueños. Tiene razón la diputada Georgina Trujillo.

HABERES

La rebelión finalizó. El secretario de Gobierno, Gustavo Rosario Torres, apagó a tiempo el fuego. Queda pendiente saber qué mano meció esa cuna.