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Olvidó toda su erudición

Olvidó toda su erudición

Felipa Nery

Dicen por ahí, que “al mejor cazador se le va la liebre”, lo anterior, por la crisis constitucional en la que en días pasados estuvo a punto de meter Porfirio Muñoz Ledo a la Cámara de Diputados, al pretender utilizar la mayoría de MORENA para realizar una reforma a la Ley Orgánica del Congreso de la Unión, con el fin de reelegirse como presidente de la Mesa Directiva, respaldado por el presidente de la Junta de Coordinación Política, Mario Delgado y los integrantes de su fracción parlamentaria, que en la sesión del martes mantuvieron un debate durante siete horas, en el que los aliados MORENA, PT y PES, lo arengaban y apoyaban para reelegirse; en tanto que los legisladores panistas, priístas y de movimiento ciudadano le externaban toda clase de calificativos despectivos, como:  ¡”autoritario”!, “¡espurio!” e  “¡incongruente!”, por aquello que se consideraba un defensor de la democracia mexicana, desde que en el PRI no se le permitió ser candidato presidencial, ni candidato a jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, cargos a los que aspiró, por lo que junto con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, y otras fuerzas de izquierda, formaron el Frente Democrático Nacional en 1988 y posteriormente el PRD, del que también salió,  porque tampoco pudo hacer realidad sus aspiraciones de ser candidato presidencial, o candidato a jefe de gobierno de la hoy Ciudad de México; después, se alió con la derecha, con Vicente Fox y finalmente, regresó a la izquierda con MORENA. A sus 86 años de edad, Muñoz Ledo, quien fuera maestro de derecho constitucional en la UNAM, doctor en Ciencia Política y Derecho Constitucional por la Universidad de Paris, demostró a los mexicanos lo que realmente es: un ambicioso del poder, de vivir del poder y mantenerse en el poder. Así quedó evidenciado al pretender el albazo legislativo, con el que aspiraba a convertirse en el émulo de Porfirio Díaz, el mismo que combatió la reelección de su paisano Benito Juárez y cuando él llegó al poder, se quedó 30 años en el mismo. Porfirio Muñoz Ledo anunció a las siete de la noche del martes, el retiro de su pretensión autoritaria, no tanto porque hubiese razonado su incongruencia y el daño que le hacía al movimiento transformador que encabeza Andrés Manuel López Obrador, sino porque desde la tarde de ese mismo día, la Secretaria de Gobernación,  le había llamado telefónicamente a Mario Delgado, para advertirle que sus pretensiones reeleccionistas que debatían en el Congreso  impactaban negativamente, “está impactando negativamente lo que ustedes están tratando de hacer, de cambiar la ley de un momento a otro”, les advirtió que acaba de hablar con el Presidente y que éste le dijo: “nos está perjudicando mucho lo que está sucediendo en la Cámara”, –según el audio que se filtró a la prensa desde la tarde-noche–, por esto fue, que a las siete de la noche, Muños Ledo anunció su retiro, no sin antes advertir que existía una “laguna en la ley (orgánica del Congreso), cosa incierta, porque la norma es clarísima y precisa, con respecto a quien debe presidir la Mesa Directiva… al día siguiente, cuando aún seguía el debate sobre la reforma a la ley orgánica del Congreso, en el micrófono del presidente de la Cámara, al octagenario se le escuchó decir: “chinguen a su madre, que manera de legislar”.