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¿QUÉ FUTURO NOS ESPERA?

FELIPA NERY

“Si ganamos aquí, ganaremos en todas partes. El mundo es un hermoso lugar, vale la pena defenderlo”.
(Ernest Hemingway)

La semana pasada conocimos la declaratoria de Bancarrota de la ciudad de Detroit de los Estados Unidos de Norteamérica, que agobiada por la violencia, la caída de la base fiscal a causa de la insolvencia, la mayor tasa de homicidios y delincuencia, el descenso poblacional y una deuda de 18 mil millones de dólares, ya no le quedó otra alternativa. En los años 50s fue una próspera ciudad de la industria del automóvil, sin embargo hoy es un pueblo fantasma que tiene más de 78 mil edificios abandonados y la mayor parte de los inversionistas huyeron de ese pueblo por la inseguridad. Lo anterior, debe servir a nuestras autoridades para tener una visión que les permita encarar la difícil situación que vivimos hoy y el futuro que nos puede esperar, que sería el que vive hoy Detroit, si es que no se toman las estrategias que permitan dar respuesta a los problemas que nos ubican en los primeros lugares del país en desempleo y violencia. El fin de semana pasada conocimos de un hecho violento en el que las autoridades de seguridad intervinieron para rescatar al ganadero Julio Salvador Calcáneo, uno de los  cuatro reconocidos personajes secuestrados en las últimas semanas. En este rescate murió una joven de 21 años de edad, miembro de la banda de plagiarios y fue detenido un jovencito de 19 años de edad. Las edades tanto de la joven fallecida, como del muchacho detenido, nos habla de las acciones que están realizando los jóvenes hoy. Esos jóvenes que ni estudian, ni trabajan, y que no han sido formados en una seno familiar con valores, se han enrolado en las bandas de la delincuencia organizada, por eso es que el gobernador Arturo Núñez Jiménez dice que dan un golpea a la delincuencia, pero se reproducen nuevas organizaciones delictivas. Pero cómo no, si la cantidad de jóvenes que ni estudian ni trabajan, es mayúscula. Por esto, seguimos insistiendo, que las autoridades tienen que planear, tienen que proyectar programas de desarrollo social para tratar de aprovechar las fuerzas e ímpetus de esa juventud, para hacerlos productivos en cosas de bien. No se les puede seguir dejando al garete, sin oficio, sin ocupación lícita, porque la ociosidad que es la madre de todos los vicios, los lleva a juntarse con las mafias que andan a la caza de estos jóvenes que deseosos de tener dinero para darse satisfacciones carnales y mundanas, ni tardos, ni perezosos se enrolan para delinquir. Nuestras autoridades tienen que observar lo que ocurre en otras partes, para que no tengamos que llegar a padecer lo que hoy padecen esas ciudades, que no es particular sólo de Detroit de los Estados Unidos, sino que aquí en México muchos municipios se han convertido en pueblos fantasmas porque la gente prefirió huir por los hechos delictivos. La industria petrolera trajo a Tabasco mucha inversión en tiendas departamentales y de servicio y se abandonó el campo, pero esta industria se va a terminar de explotar en algunos años y para que no nos pase lo que le ocurrió a Detroir y otras localidades mexicanas, es necesario que hoy tengamos autoridades visionarias, que tengan la capacidad para adelantarse a dar respuesta a las problemáticas que nos agobian. Desafortunadamente, no vemos esas acciones, por el contrario lo que observamos es una caterva de funcionarios públicos que sólo han llegado con el afán de enriquecerse de la noche a la mañana con altísimos sueldos, mientras que miles de tabasqueños no tienen ni para llevarse un pedazo de pan a la boca. Así, no creemos que pueda haber ningún cambio verdadero.