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Rendición de cuentas y transparencia, más que disculpas

Por: José Martínez

¿Es suficiente a veces pedir perdón para sanar de culpas? No sabemos. Quizá algunas personas lo han hecho infinitas veces, y siguen igual, en esa tónica de ser culpables, y que al final ya nadie les cree.

En política pedir perdón va más allá. El verbo perdonar no es común en estos estadios, sobre todo porque de entrada, a la mayoría de los personajes no se les cree. Porque no bastaría con ofrecer disculpas sino en el caso de los funcionarios de todos los niveles lo que importa es rendir cuentas.

El presidente Enrique Peña Nieto causó un efecto mundial en los medios, cuando pidió que lo perdonaran por la famosa “Casa Blanca”, un tema que descubrió el equipo de investigación de Carmen Aristegui, cuya factura pagó con su salida del programa de radio que conducía por las mañanas.

En su discurso durante la presentación del nuevo Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) dijo que había sentido la irritación de los mexicanos: “la entiendo perfectamente por eso, con toda humildad pido perdón por el agravio que causó. Cada día estoy más convencido y decidido de combatir la corrupción”, dijo el Presidente.

¿Basta entonces pedir perdón para que los mexicanos puedan entender que Enrique Peña Nieto está arrepentido, no de sus pecados sino de las acciones políticas que trascendieron otros niveles, donde en cada visita de Estado le recuerdan las malas decisiones que ha hecho en México? Allí están los casos de Ayotzinapa, Guerrero, y Nochixtlán, Oaxaca.

De inmediato se alzaron voces para reclamar que Peña Nieto tendría que disculparse y corregir las acciones que han afectado a millones de mexicanos, que tienen al país en un conflicto social, donde se han perdido miles de empleos. Y una violencia que no cesa.

¿A qué juega el Presidente? Será que la consigna de sus asesores es que lo vieran autocrítico, arrepentido, con el fin de crear una cortina de humo y tratar de hacer a un lado todos los problemas que vive México, queriendo hacer de esa realidad, tal vez una telenovela.

Aunque Peña Nieto no es el único que adoptó esa posición de mirar hacia abajo. Lo mismo hizo en su momento José López Portillo, ya que no pudo sacar a los pobres de la miseria, lo que había prometido al iniciar su sexenio, incluso lloró durante el mismo.

Felipe Calderón, en 2011, pidió perdón por las víctimas de la lucha contra el crimen organizado. Ese año el mandatario aseguró que le “dolía terriblemente” que padres de familia perdieran a sus hijos, sin embargo se justificó diciendo que hubiera sido irresponsable no actuar contra el crimen.

Vicente Fox hizo lo propio en el 2000. Pidió perdón por la afrenta y las injusticias de los mexicanos cometidas contra los centroamericanos, que en su viaje a Estados Unidos son maltratados en México. En un discurso en Nicaragua el ex mandatario se comprometió a respetar los derechos humanos y a evitar los atropellos contra los centroamericanos.

La mala percepción continúa en este gobierno, por eso no basta un perdón, más bien acciones que denoten que hay rumbo y tranquilidad, lo que por cierto, ya se le fue de las manos al Presidente. Es tiempo de recuperarse, pero con hechos.

 

HABERES

 

UN PROGRAMA importante que debe irse consolidando en los meses próximos en Tabasco es Edifica a cargo del Sistema DIF Tabasco que encabeza la profesora Martha Lilia López. Consta de tres niveles: el primero dirigido al individuo; el segundo para las familias y el tercero con el rescate de espacios públicos. Una acción integral que se extenderá a todos los municipios.