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Se llenan los panteones de colores,  globos y canciones

Se llenan los panteones de colores, globos y canciones

El Panteón General de Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México. Es un Día de Todos los Santos peculiar, pues, a diferencia del año pasado, cuando fue cerrado este cementerio a causa del Covid-19, cientos de personas acudieron ayer al camposanto para rendir tributo a sus difuntos como no lo hicieron en 2020.

En la víspera del Día de Muertos, aquí, una soleada tarde recibe a miles de personas que, con distintos tipos de flores, se abren paso entre el “portal de la vida y la muerte” para venerar a sus difuntos en estas fechas.

El olor a copal ambienta los estrechos pasillos de este panteón; entre ellos, niños, adultos y personas de la tercera edad recorren el sitio para encontrar la tumba del ser amado.

El semáforo verde en la capital del país ha provocado que las flores de cempasúchil, arreglos, globos y veladoras vuelven a adornar las lápidas. En el aire rondan los sonidos de las canciones que eran del agrado del difunto.

En una de las lápidas la señora Teresa Rivera escucha, cabizbaja y en solitario, Let it be, de The Beatles, una de las canciones que le gustaba a su hermano Ignacio, quien falleció en 2017. Ella es una de las más de 2 mil 400 personas que acudieron al panteón.

“Me da gusto poder venir y brindarle estas flores y canciones a mi hermano. Tenía más de un año por la pandemia de no poder venir para limpiar y estar con mi hermano. Hoy me siento feliz de poder venir a ponerle sus canciones y sus flores”, explica.

Más adelante, en silencio, Alfredo y su madre observan con emoción la tumba de su padre y esposo, respectivamente. En ese lugar también descansan los restos de sus abuelos. Entre lágrimas la señora recuerda que hace un año su esposo partió de este mundo y por la pandemia no habían podido venir a visitarlo.

“Ya tenía muchas ganas de ver a mi papá de visitarlo, traerle flores, limpiarle. Ya más de un año de no poder traele flores, pues ya teníamos muchas ganas de venir a visitarlo a él y a mis abuelos. Desde niño he venido a dejar flores, mi padre vino aquí a dejar flores a sus suegros y ahora nos toca a nosotros”, menciona Alfredo.