Por: Felipa Nery
La educación y la culturan permiten la transformación de las personas y de los pueblos. Sin educación y sin cultura, no hay transformación, los jóvenes se pierden en la delincuencia, en las drogas y en la maldad. Lo hemos dicho hasta el cansancio en este espacio, que los jóvenes sólo saldrán adelante si hay educación, que el panorama de incertidumbre que hoy viven miles de jóvenes sólo se cambiará con educación, cultura y por supuesto, oportunidades para desarrollarse. En un encuentro con medios de comunicación, el director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Enrique Cabrero Mendoza declaró esta semana, que el candidato que no haga del tema de ciencia, tecnología e innovación un argumento prioritario de su propuesta, es un aspirante que no está entendiendo muy bien la transformación de la economía en el mundo y además, advertía que este año el CONACYT debía crecer a una tasa de 15 por ciento en su presupuesto para afrontar la presión en el crecimiento de la demanda de becas y del Sistema Nacional de Investigadores; refirió que en esta administración se habían incrementado los recursos públicos hasta en un 40% a este sector, sin embargo en 2017 no se mantuvo esa tendencia y además el impacto de la devaluación del peso les pegó en el pago de becas en divisas extranjeras. Los gobiernos tienen que entender que la apuesta está en la educación, no es regateando los recursos a la educación, como este país va a salir. Los países que le han apostado a la educación en época de crisis, son los que están a la vanguardia, como Alemania, Dinamarca, Austria, Noruega, Polonia, Suecia y Suiza, la fórmula no es retirar el apoyo a la educación cuando un país pasa por un crisis económica, por el contrario, está ahí la posibilidad de encontrar la salida, con la inversión en una educación que forme científicos, tecnólogos, que vean oportunidades donde otros sólo vislumbran caos. Por eso son importantes las becas que permitan a los jóvenes mantenerse en la escuela, desde la primaria, hasta el nivel superior; la deserción escolar en los niveles de secundaria, preparatoria y universidades se convierte en un peligro para la estabilidad y la seguridad, porque los jóvenes abandonan la escuela, porque no tienen recursos económicos para alimentarse, pagar sus pasajes y cubrir sus necesidades en la escuela; si todo esto lo tuvieran cubierto a través de las becas, no tendrían de qué preocuparse y podrían dedicarse a cultivar su mente y su cuerpo, pero cuando no es así, cuando tienen que abandonar la escuela por falta de recursos, entonces lo único que les espera es la calle, donde los están asechando las mafias de la delincuencia que hoy los capta desde la adolescencia para convertirlos en los peores sicarios, no son conjeturas, lo que decimos, son tristes y dolorosas realidades las que comentamos, mismas que se han documentado sobre México, en investigaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.