José Martínez
El sindicalismo en México continúa en las cavernas, a pesar de las reformas aprobadas en la actual administración para democratizar la vida interna de estos gremios obreros, los abusos y excesos de los líderes sindicales continúan.
Y en los sindicatos informales, aquellos que nacen de la noche a la mañana y que sobreviven gracias a las prácticas irregulares, la situación es peor.
Quizás el ejemplo más reciente es lo que está ocurriendo al interior de una de las obras más emblemáticas de la administración federal, y que fue noticia en los últimos días ante las agresiones que recibieron algunos trabajadores de una de las empresas que labora en la construcción de la nueva refinería bautizada por el Presidente de México como Olmeca, que se levanta a las orillas del Golfo de México en el municipio de Paraíso.
El fondo es una disputa entre la empresa y uno de los sindicatos que operan en la zona que intenta obtener más espacios laborales dentro de la obra, mediante la presión que pueda lograr con sus integrantes.
No es que el sindicato esté muy interesado en las personas que diariamente se acercan a la obra para laborar, su interés es otro, y lo han explicado una parte de los trabajadores inconformes con el trato que reciben de sus supuestos líderes sindicales.
De entrada, se habla de una aportación “voluntaria” de mil quinientos pesos para que sean agregados a la lista de espera de las personas que podrán trabajar dentro de la obra.
Una vez que ya esté trabajando la persona, ésta debe hacer otra aportación voluntaria, que puede ir de los 150 hasta los 300 pesos, dependiendo del sueldo del obrero. Con ello lo único que aseguran es que continuarán trabajando mientras la obra esté viva.
Entre más personas del sindicato estén trabajando dentro de la obra, más ingresos para los líderes. Ahí radica el interés de lograr espacios laborales para sus integrantes con cada empresa que llegue a la construcción.
El problema es que los que han puesto las heridas cuando la fuerza pública repele las agresiones de personas son los obreros y no los líderes sindicales.
El asunto es delicado porque son miles de empleos que están en juegos y miles de pesos que se embolsan fácilmente sin pasar por el fisco.
Valdría la pena que la Secretaría del Trabajo y Previsión social se acercara a la zona y corroborara que estas organizaciones cumplan con todos los requisitos de ley para poder tener la representación obrera.
HABERES
PETRÓLEOS MEXICANOS (Pemex) informó que en aplicación su código de ética y de las leyes con fecha 28 de septiembre dio de baja a Circe “N”, médico perito perteneciente a los Servicios de Salud de la empresa, quien se alejó del íntegro proceder al que estaba obligada, cuando hizo pública información confidencial de un derechohabiente. Contaba con una antigüedad de 14 años, sustrajo y difundió información sensible y confidencial afectando los derechos de un paciente y los intereses de la Institución.
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