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Valores básicos, por el bien de todos

Valores básicos, por el bien de todos

Cada vez es más común leer o escuchar sobre la pérdida de valores en los jóvenes, ya ni qué decir de los políticos y ciertos funcionarios públicos. Este asunto debe ser de primordial atención para el gobierno, las instituciones educativas y la sociedad en general. Nos puede llevar a otros niveles aún más peligrosos donde finalmente todos pagaríamos las consecuencias de no fomentar ‘valores básicos’ en los niños y jóvenes principalmente. Vamos por partes.

Hace unos días, a través de las redes de internet, circuló un video donde un joven de educación media superior golpea a su profesor. Este hecho ocurrió en el plantel número 41 del Colegio de Bachilleres en el municipio de Cárdenas, Tabasco.

Se aprecia a un joven golpeando al docente que se encontraba sentado en su lugar; este último no responde a la agresión que sufría por parte de su alumno (mejor para el maestros por las implicaciones o señalamientos sociales que tendría) hasta que otros alumnos intervienen y lograr calmar a su compañero de clases.

Este hecho, que no debe quedar como algo aislado, refleja parte de la problemática generalizada y de pérdida de valores que existe actualmente; hace muchos años, no solo los maestros, si no los policías, bomberos, los trabajadores de telégrafos o del ferrocarril, entre muchos más, por no decir que todas las actividades, eran sujetos de respeto que demostraban autoridad. Incluso se llegó al grado en que prácticamente cualquier adulto que observara a un niño o un joven faltando el respeto o cometiendo algo indebido, podía intervenir en el acto para corregir. Era mayor la consecuencia cuando se le hacía de conocimiento a los padres o tutores del menor. Quién no recuerda la frase: ‘si no te educan en la casa, te educarán en la calle’.

Si bien es un tema que se tendría que tratar de diferentes puntos, hagamos un repaso de acciones simples y cotidianas que suceden día a día. Ejemplos que por muy muy pequeñas que sean, quizás inciden en ir mermando poco a poco los valores.
En el entorno cotidiano, nunca falta el vecino que tira la basura en todos lados menos donde debe ir. Qué podemos decir de quien saca a su mascota a pasear y no recoge el excremento; al usar el transporte público, ¿qué ha pasado con la acción de ceder el asiento a mujeres embarazadas, adultos mayores o discapacitados? ¿Hacemos las paradas al transporte en los lugares establecidos? Si se conduce un vehículo, ¿tomamos el carril con anticipación? ¿Respetamos a los peatones y demás personas? O cuando menos, al estacionarse ¿usamos correctamente el cajón asignado? Y así podríamos continuar por una serie de acciones que nos ocurren día a día y las cuales reflejan el tipo de sociedad que somos. Todo esto, ¿cómo afecta la pérdida de los valores en los niños y jóvenes?

Simplemente, el ser humano al observar actividades cotidianas sencillas que no se deberían hacer pero que no ocurre absolutamente NADA si no se hace lo correcto, implica que cada vez nos alejamos de las buenas prácticas y de generar los hábitos responsables, puesto que existe un gran vacío entre el la falta, el respeto y el castigo. Aún peor, si los jóvenes día con día se enteran por el medio que sea, de los ex gobernadores prófugos, de funcionarios corruptos, de la gran vida que se dan los capos de la mafia y sus familias, al existir este vacío, se convierte atractivo para cualquiera que aspire simplemente a no hacer lo correcto puesto que esto no tiene consecuencias. No hay quien diga algo o ponga un alto.

Resultaría interesante una ‘política de estado’ para atender este tema. Fomentar los valores, el respeto, el orden, la educación y ser más severos para quien no respete las normas establecidas. Se requiere en Tabasco y México formar ciudadanos que sean referente para las nuevas generaciones. Las pequeñas acciones que realizamos día a día tienen repercusiones importantes.