Convida OFUNAM a un carnaval musical de animales en la Nezahualcóyotl

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AGENCIA
MÉXICO, 10 MAR.- La Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM) hizo posible ayer la presentación del programa “El Niño y la Música” con un “Carnaval de Animales” que propició lleno completo de niños, adolescente, jóvenes y padres de familia, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (CCU).
Gala que más que un concierto filarmónico se convirtió en una festividad en la cual asnos, conejos, tortugas, aves, elefantes, canguros, perros, jirafas, gallos, gallinas, peces, un cisne y el Rey de la selva invadieron el recinto en romería colorida (“Gran fantasía zoológica”) que el coreógrafo César Piña (concepto, diseño y dirección) preparó con desbordada imaginación escenográfica para regocijo de los infantes.
Música: Sergei Prokofiev (1891-1953): Marcha de “El amor por tres naranjas”; Benjamin Britten (1913-1936): selecciones de “El diluvio de Noé”; Ottorino Respighi (1879-1936): selecciones de “Fiestas romanas” (“Los músicos de Bremen”, basado en un cuento de los hermanos Grimm); y Camile Saint-Saëns (1835 – 1921): “El carnaval de los animales. Gran fantasía zoológica”.
Titiriteros/saltimbanquis, bailarines y los Niños y Jóvenes Cantores de la Escuela Nacional de Música (Patricia Morales, directora coral) acompañaron a los actores Jorge Cervantes y Marco Vinicio Estrello, quienes narraron los diferentes episodios del espectáculo que duró más de una hora y mantuvo en vilo a los pequeños.
La OFUNAM estuvo bajo la batuta del director huésped Iván López Reynoso, quien contó con la participación de dos pianistas invitados: Natasha Tarásova y Arturo Uruchurtu.
Y se corrieron las cortinas y comenzó la conmemoración con los acordes de la Marcha del ruso Prokofiev: entrada del León que se contonea al ritmo de la música por todo el proscenio como Rey absoluto de la jungla.
Siguió la ronda con el británico Britten, a quien se le tributa mundialmente por su centenario. El arca de Noé se fue llenando de parejas de animales que salían de todos los resguardos de la sala cabrioleando los bemoles de los movimientos de la pieza del autor de “Sinfonía Simple”.