Un “espacio muerto” el Centro de Control Canino

DIANA MIJANGOS
AVANCE

Hace poco más de cuatro años, el Centro de Control Canino (CCC) de Villahermosa, abrió sus puertas, ofreciendo a la población una aparente solución al problema de los perros y gatos callejeros, siendo además este lugar, el adecuado para adoptar animalitos sin hogar; sin embargo, en la actualidad éste no funciona como tal, y con la partida del Hospital Veterinario de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, dicho edificio es sólo un espacio muerto.
Desde agosto del año pasado, fecha en la el Hospital Veterinario de la UJAT se trasladó al antiguo edificio de la División Académica de Ciencias Sociales y Humanidades (Dacsyh), este centro, mejor conocido como la Perrera Municipal, ha dejado de brindar servicios, especialmente en estas fechas, cuando aún no se consolida la administración entrante.
Pese a que la labor que pretendía realizar el CCC era de suma importancia, puesto que, de acuerdo al Manual de Procedimientos Canino –realizado en el año 2010-, su finalidad era la de “levar acabo el control de proliferación de perros callejeros que aquejan al municipio de Centro y tiene la finalidad de atender y solucionar el serio problema de insalubridad en vías públicas que representan los perros y gatos sin ningún control sanitario y sin dueños”; la realidad es que nunca se logró dicho objetivo.
De igual forma, el manuscrito reza lo siguiente, “atención de mascotas de pequeñas especies, sin costo y con esmerada atención. Mediante captura de los mismos y ser colocados con apoyo de las ONG´S en adopción, con un proceso de esterilización en hembras y machos, mismos que de no ser colocados en adopción serán tratados por el proceso de eutanasia (Sacrificio Humanitario)”.
Y continúa diciendo que esto lo contempla “la Ley General de Salud y el Bando de Policía y Gobierno del Municipio del Centro, así como el mismo Reglamento del Centro de Control Canino, ya Autorizado en Sesión Ordinaria del Cabildo, del Municipio de Centro en Agosto de 2010”.
Los sacrificios mencionados, se realizaban con la intención de “disminuir la procedencia de animales no deseados o que ponen en riesgo la salud de la población, ya sea por infecciones virales, rabia o proliferación de garrapatas, entre otras causas”, de acuerdo al manual.
Y se detallaba su procedimiento de la siguiente manera: “se programa y analiza el caso del animal a sacrificar, (por) rabia o termino de proceso de estancia y no adopción. Se prepara el área para eutanasia. Se traslada el animal al área correspondiente. Se inyecta pentobarbitol sódico y se espera a su efecto eutanásico. Una vez sacrificado el animal, es embolsado con cal y llevado al relleno sanitario para su depósito”.