“COYOTES” VENDEN CARO Y COMPRAN BARATA LA SANDÍA

Al registrarse buena cosecha de la fruta de temporada en Balancán, los productores son presa de los llamados revendedores que les compran a precio de regalado para que le saquen el mejor jugo

LUIS SANDOVAL
CORRESPONSAL
BALANCÁN, TAB.- Al darse por estos meses la cosecha de sandía en la municipalidad se despliegan productores del municipio en los cultivo que son alrededor de novecientas hectáreas, por ello muchos ciudadanos se recorren las calles en donde se encuentran las camionetas buscando el mejor precio para llevarse cuando menos una a su casa para comerla bien fría o en jugo para mitigar el calor, por esta razón es cuando los coyotes hacen su agosto.
El inigualable sabor de la sandía de Balancán es reconocida a nivel mundial, a la fecha continúan en la brega menos productores que antes, pero la calidad del fruto, su dulzura y jugosidad siguen intactas, pese a esto, productores de sandía se enfrentan al acaparamiento del producto por parte de “coyotes” de otros estados de la república mexicana, quienes quieren pagar poco y vender a súper precios. Estiman que este cultivo es rentable, pero requieren de créditos gubernamentales y programas tecnificados a tiempo, para obtener cosechas de excelente calidad.
La mayoría de los productores han sembrado este fruto refrescante en inmediaciones de las comunidades comprendidas dentro de las zonas de producción, tales como arrocera, zona vía alta y baja, ríos y plan Balancán, en donde se cosecha unas 25 toneladas por hectárea, donde por lo menos cada agricultor tiene en producción una extensión 5 hectáreas cultivadas.
Se refiere a que el principal problema que tienen los productores es que los “coyotes” acuden a los puntos donde se almacena la sandía y sólo ofrecen pagar la variedad de primera, con un peso promedio de seis kilos a 12 kilos a 2.50 pesos por kilogramo y la que le llaman “pachanga”, con menos de seis kilos, a sólo 5 pesos la pieza, para luego revender el producto, precio tan bajo que ni tan siquiera permite recuperar lo invertido en semillas y fertilizantes, pues para obtener alguna ganancia debería de comercializarse en unos tres pesos, mínimo.