PROHIBIDO PERDER

Las Águilas terminaron en segundo lugar y son favoritos para imponerse a Pumas que llegó en séptimo.

La afición americanista ha sentenciado a sus jugadores a quienes les tienen prohibido perder ante los Pumas

AGENCIA
REDACCIÓN

MÉXICO, 07 DE MAY.- Miguel Herrera se convierte en la solución de todos. Ahí va la multitud, hacia la puerta 2, donde aparece al fin el estratega emplumado, quien también intenta escapar. La multitud lo obliga a detener la marcha y a salir del vehículo. Ahí se da el “baño de pueblo”, saluda, reparte sonrisas, fotos, autógrafos y escucha la exigencia de quienes saben que en este clásico, no se puede perder. No en Liguilla.
“Es un clásico, es un partido que va a tener mucho de qué hablar, pero vamos con la idea y la conciencia de pasar la primera ronda”, advierte El Piojo, sereno, transformado. Ya no es el mismo que se tornó rojizo al término del partido contra Tigres.
“A este lo llaman el clásico peligroso, donde las aficiones no se llevan para nada y no hay buena química”, redescubre Herrera. “Pero los dos equipos lo demostramos en el último partido, nos entregamos en la cancha, hay una rivalidad, pero ahí se queda todo, en el terreno de juego”.
Miguel evita exponer que la serie que disputará contra los felinos sea la más atractiva de la “Fiesta Grande”. “Yo creo que todas lo son”, asegura con falsa humildad. “Los ocho equipos que entraron a la Liguilla son importantes. También está el clásico regio; Cruz Azul, por supuesto, por la forma como ha venido cerrando el torneo, lo mismo que Morelia, ese partido es muy atractivo. Todo mundo pensaba que Atlas se caía y no. También es un rival a vencer y ni hablar de Santos, que acaba de jugar una final de Concachampions”.
Los tres juegos que ha dirigido contra Pumas los ha ganado: “No soy yo”, ataja. “Son los muchachos. Y con esa idea vamos, de ganar los dos partidos. Es un juego de 180 minutos”.
Y ante la falta de fans en su último juego en casa, ante Tigres, confía: “Esperemos que nuestra afición esté con nosotros”.
Ahí están los aficionados azulcremas, perseverantes, pagajosos. Corren de una puerta a otra, esperanzados en llevarse el autógrafo de algún futbolista. El que sea, con tal de que juegue en el América. La problemática es que adentro, ellos recurren a cualquier arte con tal de escapar. No les gusta ser vistos, menos en la Liguilla. Concentración absoluta, escapismo extremo.