¿EXISTE EL BIEN Y EL TAXISTA?

MARYCHUY CASTILLO

Hace algunos años en el vecino estado de Chiapas, se promovió el programa “taxista vigilante”, que invita a los choferes de las unidades a denunciar los delitos de los que seguramente son testigos en el andar del día a día en sus chambas. Vemos en los comerciales de televisión a un taxista con el más puro estilo de John McClein (el de héroe de Duro de matar, el único capaz de sangrar, lesionarse un pie, despeinarse, caerse de un tren en movimiento y todavía tener fuerza para derrotar, descalzo, a una organización terrorista y bailar durante un juego de futbol americano) llamar a sus compañeros más vivaces que la liga de la justicia, para arrinconar a un vehículo que secuestró a un individuo. En primera instancia, suena bastante interesante esta propuesta, aunque implica una serie de reformas tanto culturales como legislativas. ¿Se imaginan ese programa acá en nuestro estado? Esto cuates son los mismísimos criminales en Tabasco, quizá no a niveles de violaciones de fuero federal, pero sí bastante agresivos para trasgredir leyes comunes. Por otra parte, conozco a más de un puñado de personas que no confiarían que los taxistas pudieran hacer un buen trabajo, y qué decir de ésos que sí tienen nexos con grupos delictivos. Si bien, en los periódicos vemos a los choferes como víctimas de agresiones, estoy seguros que son más los amarillos (esta vez no me refiero del todo a perredistas o americanistas) implicados en situaciones delictivas.De todas formas, faltan algunos años para que el programa sea probado y demuestre ser digno de una iniciativa de ley como tal. Ojalá pueda llegar el día en que el buen corazón y valentía de película de los taxistas pueda ayudar a que nuestra sociedad sea más segura, aunque después, ya con todo más calmado, no vaya a ser que ellos mismos se apunten para cometer alguna fechoría.
De testigos.- Se desarma, ¿o se arma? Una situación tan peculiar; un medio de comunicación que se propone “tirar” a un gobernador. Un veterinario que usa la fuerza de su voz no perruna, ni vacuna, ni gatuna, para pedir dinero, y si no le dan, ¡cuidado que muerde! Un dirigente, ex candidato presidencial que llama al representante de un gobierno a no hacer proyectos conjuntos con la Federación, y un secretario de Gobierno, que ha fallado cinco veces en su intento de conseguir un puesto ejecutivo. Hoy, posee el cargo que más cerca lo tiene del cargo principal del palacio de gobierno… pero cuidado, que desde ahí puede fraguar su plan haciéndose amigo del medio de comunicación, del veterinario y del ex candidato…