HOMBRE CONTRA COMIDA

MARYCHUY CASTILLO

Un tal Adam, presentador de un programa de comida, más allá de lo que vemos convencionalmente, explica cómo hacer ciertos platillos. Hasta ahí nada fuera de lo común. La cuestión es que los arreglos culinarios son devastadoramente grasosos; carne, pan, frituras, condimentos; el aceite como principal elemento para la cocción. El resultado, platos de hasta 9 mil calorías. Lo siguiente, es el reto y tema principal del show. Adam, tiene que consumir los grasosísimos resultados en cierto tiempo. Generalmente, contiende contra el mismo restaurante, ya que ingerir tal cantidad de comida es el desafío. Parece divertido cómo el regordete sujeto intenta devorar, en esta ocasión, diez emparedados de pan almidonado frito, carne de cerdo con queso gratinado y una salsa de incontables calorías. Se añade poco más de 250 gramos de aros de cebolla. Claro, fritas. La gente ovacionaba cada avance, cada mordida, cada bocado. Las sonrisas y aliento eran parte del ambiente hasta que la cara de cansancio que Adam reveló, hizo reflexionar lo peligroso del asunto. Agotamiento, hipertensión, envenenamiento, dolor de estómago, arterías obstruidas. Comer así la mayor parte del tiempo es un suicidio.
Este panorama consumista es parte, al parecer, de la condición humana. La falta de saciedad no llega al punto del hambre; es gula, es actuar sin control. La gente pide no sólo el consumo de comida, sino de ciertos sentimientos. Malos en su mayoría. El hambre de venganza, la sed de morbo parecen ser elementos tan fuertes como la obsesiva forma de comer. Los shows que conocemos, en donde el presentador se enfrenta contra un reto, va más allá del deseo de superación. Es el hacer por hacer, la pasión visceral lleva al vómito de los contenidos de los programas. El autoengaño, la autovanagloración tienen límites, y como con la comida, su exceso lleva a enfermedades. La mayoría son mentales; el fanatismo, el absolutismo, la misantropía, la sociopatía, entre otras. Tan peligrosas como otras condiciones más físicas, soportan un límite, y pueden llevar a la extinción del cuerpo, de la mente o el alma. Si bien, algunos no tienen tan fácil la manera de curarse, hay quienes podemos mantenernos lejos de este consumismo y moderarnos en todo tipo de contenidos. ¿Cuál es su postura?
De testigos.- Sólo existen los hechos. Una persona es hospitalizada, ocurrió. Una persona es llevada a la cárcel, ocurrió. La promesa de uno de que el otro irá tras las rejas. La declaración de uno de que el otro sólo hace una persecución política. Que los medios de comunicación sólo deberían expresar las cosas que sí han pasado y no especular o inclinar la balanza para un lado u otro. Eso, en los medios de comunicación, es una falta a la ética. Y eso, es un hecho.