NOTIMEX
AGENCIA
MÉXICO.- Armar escenografías, bajar y subir telones, colocar la utilería en el lugar correcto y manejar a la perfección el sistema de automatización, son algunas de las tareas que desempeña el tramoyista.
Pareciera un trabajo normal, pero su concepto cambia cuando detrás del escenario, en plena oscuridad, a gran velocidad y con el apoyo de una lámpara de mano debe hacer posible la magia del teatro mientras transcurre la función ante más de dos mil personas, en el Teatro 1 del Centro Cultural Telmex.
Por ello es que Jesús Ramírez Paz, quien suma 26 años de labor profesional en el rubro, asegura: “Somos los héroes anónimos, pues casi nadie sabe lo que hacemos” .
“Chuchín” , como le llaman sus compañeros, comenzó trabajando como oficinista en una compañía de seguros. Después contrajo matrimonio y su suegro lo involucró en esta profesión debido a que era jefe de tramoya en el Palacio de Bellas Artes.
El lema del tramoyista es: “Que todo salga a la perfección” . Los errores son humanos, admite, “pero no durante una función, porque ésta debe salir lo más limpia posible y sin pausas. En caso de que algo falle tenemos que reaccionar rápido y darle solución antes de que el espectador lo note” .
Al concluir las funciones, “Chuchín” se encarga de colocar las cosas de nuevo en su lugar para que estén listas al siguiente día.