CRECE DELINCUENCIA Y EL HAMBRE

FELIPA NERY

“Ningún vencido tiene justicia si lo ha dejuzgar su vencedor.” (Francisco de Quevedo)

La situación económica de Tabasco no tiene visos de mejorar, por el contrario, cada día se agrava, más negocios cierran sus puertas, crece el número de desempleados y por ende, la delincuencia y el hambre. A diario, nos enteramos de un amigo, o una amiga que se ha quedado sin empleo, que están endeudados y que no ven la oportunidad de salir adelante. Esto provoca que la gente se enferme de los nervios, de stress, se deprima, al no encontrar la posibilidad inmediata de emplearse nuevamente. El problema del desempleo, no es sólo de jóvenes que no tienen la responsabilidad de llevar el sustento a una familia, el desempleo lo viven padres de familia, tanto hombres, como mujeres que tienen bajo su responsabilidad el alimento, el vestido, la educación y el servicio médico de su familia. Y lo peor es que no vemos acciones que nos den la esperanza de que la dificultad que padece el país y Tabasco en particular, se supere. Todo parece indicar que nuestros gobernantes no tienen la capacidad de encontrar el rumbo perdido. Ayer platicaba con una jovencita estudiante de la carrera de derecho, muy estudiosa, excelente alumna, proviene de la zona indígena de Nacajuca, me platicaba las penurias que pasa su familia, que a veces tienen para comer y otras no, las dificultades que tiene que pasar para reunir para los pasajes y venir todos los días a la escuela; su padre es albañil, trabaja cuando encuentra empleo, su madre, que no es tan grande de edad, 48 años de edad, se encuentra bastante deteriorada en su salud, es diabética, además tiene un hermano de 22 años, al que su mujer tuvo la valentía de dejarlo, porque es un borracho y cuando está alcoholizado la golpeaba, por  lo que se fue a vivir con sus padres, llevándose a sus dos niños pequeños. Esta jovencita universitaria, no solo tienen soportar las penurias que viven por la falta de dinero y alimento, sino que también sufre los escándalos y violencia de su hermano, que cuando llega alcoholizado se comporta como un endemoniado que no respeta a nadie, ni a sus padres; este triste panorama, lo conocíamos por la mañana; un poco pasado el medio día, un compañero angustiado, me daba la mala noticia de que había sido asaltado y golpeado en un taxi por un par de rufianes, allá por la colonia Gaviotas. Desgraciadamente, esta es la situación en la que viven miles de hogares tabasqueños, en la desesperación, en la desgracia total, porque la ignorancia, el alcohol, la desesperanza, la impotencia, los lleva a actuar de forma violenta. De seguir en esta situación, ni los mismos gobernantes con todo y el ejército de guaruras que traen, les permitirá asegurar a ellos y a sus familias, la sobrevivencia. Es importante que las autoridades se sensibilicen más ante la necesidad y el dolor que padece la sociedad, no podemos seguir haciendo oídos sordos y cerrando los ojos, ante lo que se vive, no puede ser que esos gobernantes se vayan muy tranquilos a dormir, sin importarles que miles de niños ese día no comieron nada.