REFRESCOS Y OBESIDAD Y DIABETES

FELIPA NERY

“Pueden forzarte a decir cualquier cosa, pero no hay manera de que te lo hagan creer. Dentro de ti no pueden entrar nunca.” (George Orwell)

Parece ser que la propuesta de cobrar impuesto a los refrescos embotellados, es la única que ha recibido el beneplácito de un mayor número de mexicanos. Y es que desde hacía un buen rato existían presiones no sólo de organizaciones civiles en México, sino de la misma Organización Mundial de la Salud, para que se aplicaran impuestos a los refrescos embotellados, por ser los causantes de que México ocupe el primer lugar en el mundo en obesidad y tenga graves problemas por la diabetes. La iniciativa presidencial contempla  aplicar un impuesto de 10%  a los refrescos que se vendan a partir de un litro, sin embargo, la propuesta de la OMS, era de que se gravara con un 20% de impuesto al refresco, para que el estado mexicano tenga mayores recursos económicos para enfrentar los problemas de salud social que tiene que atender por las enfermedades de la diabetes y la obesidad, además, para destinar una parte de recursos, para instalar bebederos públicos en parques y en escuelas, donde los niños y los jóvenes no tienen acceso a agua, sino sólo a estas bebidas embotelladas que tanto daño les provoca a la salud. Según un estudio realizado por la Revista Agricultura, Sociedad y Desarrollo, 7.5% del gasto de la canasta básica alimentaria urbana y 12% de la rural se destinan a la compra de refrescos embotellados, incluso el consumo de estos es más frecuente que la leche, el frijol y el arroz. Lo anterior demuestra, que a menor cultura, mayor consumo de refrescos, y es que hay que ver que en algunas comunidades hasta en los biberones le dan de tomar los refrescos de cola a los bebés.  Según la Organización Mundial de la Salud, cada mexicano consume al año 163 litros de refresco, 45 más que un ciudadano de Los Estados Unidos de Norteamérica, el promedio está por encima de Chile, que consume 116 litros por persona al año; Brasil, con 89.1%, Colombia 65.3 y Perú, 55.7%. Maureen Birmingham, representante de la Organización Panamericana de la Salud, dijo que esta decisión de cobrar este impuesto a los refrescos servirá no sólo para salvar vidas, sino también para revertir la pobreza, porque las enfermedades relacionadas con el sobre peso y la obesidad, son causantes de pobreza. Sin duda que esta mala cultura de cuidar la salud a través de la alimentación, es el reflejo del desarrollo educativo de nuestra población. Por ello, aparejado al cobro de este impuesto a los refrescos embotellados, el gobierno debería de iniciar una campaña intensa para advertirle a la población de todos los daños que le causan los refrescos, como se hizo con la campaña contra el consumo de los cigarros, porque éstas bebidas además  de mermar la economía de las personas por destinar un alto porcentaje de sus entradas a la compra de los refrescos, los enferma de obesidad y diabetes,  tienen que gastar en consultas de médicos especializados, en medicinas y además, es causante de la muerte de muchos mexicanos.