CONFUSIÓN DE PODER

“Cualquiera que se enaltece, será humillado.”

Pocas veces he sido testigo de las diferentes formas en que los medios de comunicación se cuelan entre la sociedad y se edifican como un “poder”. Más allá de los poderes fácticos como la iglesia, el ejército o el banco, y también por encima de los Poderes de la Unión, ejecutivo, legislativo y judicial, los medios logran posicionarse como una fuente más para emitir juicios, con la capacidad de movilizar masas, y aquellos que saben cómo manejarlos, logran edificar las opiniones para ejercer autoridad entre las personas.
Lo peor de todo, es cómo algunos no parecen comprender el lado oscuro de la media, y se inclinan ante sus exponentes como dioses, otorgándole autoridad más allá de lo que es la realidad. Como por ejemplo, un tal  De ayá que se presentó para decir a los cuatro vientos que él y su administración, está más allá del bien, son otro nivel de sinceridad, y su eficienciaes tal que se debe redefinir el concepto de lo que es la buena administración pública, y la pulcritud de un hombre tan decente como él.
Lo más curioso, es cómo acude a un programa de radio, en el que expone su caso. Eso está bien, los medios son para dar voz a las diferentes partes que componen un conflicto. Lo que se pone denigrante, y turbio, es que, al conductor de tal emisión le ofrece “pruebas” de su inocencia: audios, cartas, papeles, oficios, videos, publicaciones, huellas digitales, análisis de copro y certificaciones notariales entre otra parafernalia que, si no estoy equivocada, se exponen ante una autoridad establecida y encargada de procesos judiciales como lo son organismos de fiscalización o cualquiera de las representaciones del poder judicial. El De ayá debe de estar tan confundido con la función de los medios, que le hacen creer que sus conductores son capaces de emitir juicios de culpabilidad o inocencia válidas para las leyes.
Estas acciones son el tipo de cosas que hace considerar que los funcionarios públicos están más preocupados por lo que se dice de ellos, y no por trabajar adecuadamente. Además, parece tan arrastrado que va y cree que la exoneración de un veterinario-conductor de programa, le puede salvar de ir a la cárcel, por ejemplo. Patético.
De testigos.- Aracely Quevedo extiende la invitación para fortalecer una iniciativa de protección a periodistas. Esto puede dignificar el trabajo, y sobre todo, dar parámetros de lo que es ser periodista, cosa que hace mucha falta hoy en nuestros días.