MARYCHUY CASTILLO
No me deseches en tiempos de vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
Los temas actuales se inclinan en dos pendientes; la gresca suscitada en el Congreso del Estado y el próximo informe del gobernador Arturo Núñez. Para darle un poco de color a nuestras vidas, gente bonita y sin nada que perder irrumpió en la sala de plenos donde muchos representantes se dormían de tan buena que estaba la sesión. Un grupo de mujeres encabezados por julio César Álvarez de los Santos entró al recinto, donde las leyes se pulen y analizan, a base de mordidas, arañazos y rasguños. Me cuentan que Álvarez se tiraba al suelo cual vil tráiler que se desploma en la vía Cárdenas-Villahermosa, lo que hacía casi imposible la labor de remoción de dicho armatoste.
Estaba en su recital de tarima la diputada Mireya Zapata y, entrando con consignas contra Víctor González Valerio, se armó la revolución como en un gallinero. Algunos diarios destacan la heroica gesta de Abner Balboa que, primero pensó que se trataba de un secuestro por su mala actuación y al grito de “no me hagan nada, yo robé, pero el anterior robó más”, corría despavorido de un lado a otro, tratando de ponerse a lado de los diputados más grandes (físicamente) para que lo defendieran (cualquier cosa). Otros legisladores se quedaron estancados en sus lugares, no sabiendo exactamente quéhacer, pues les contaron que ser diputado significaba ir al Congreso a ver cómo los demás hablan, cobrar mucho, y proponer alguna que otra cosa de vez en cuando; si no se aprobaban, ellos ya habían hecho su parte y no era su culpa.
A menos de una semana del primer informe de gobierno de Núñez, se presenta un panorama que puede generar duda en cualquier equipo de logística. Una situación de este tipo podría presentarse en el recinto donde el Gobernador dará su discurso, y es que, podrán estar muy grandotes los guaruras del mandatario, pero cuando te agarran 100 a 1, no hay forma de ganar, y cualquier barrera es capaz de sucumbir ante una de las fuerzas dominantes más poderosas de la naturaleza; el reclamo social al extremo. Si no, pregúntenle a algunos otros líderes.
La conclusión se encauza en una cosa; alguien nos ha enseñado que la fuerza, la rebatinga y el enfrentamiento, son las únicas armas que hay para hacerse escuchar antes del diálogo. Muchos sabemos que esto es falso, pero tanto representantes de estos grupos de presión, como las autoridades, deben de dar el ejemplo de que hay más de una forma de llegar a acuerdos, si no, se vislumbran más agitaciones de este tipo.
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