Salvador Neme Castillo, sus huellas en el tiempo

Francisco Gómez Hernández

Este martes 17 de diciembre se conmemora el 18 aniversario luctuoso de  Salvador J. Neme Castillo. Sus familiares y amigos le rendirán un póstumo homenaje. Recordar su personalidad es vivificar una parte de la historia contemporánea de Tabasco, llena de hechos trascendentes que, a través del tiempo fulguran como gobernador de su estado, no como filosofía sino como realidad.
Salvador “Chavo” Neme se distinguió como líder de la clase política tabasqueña en los años ochenta. Es de los personajes que suelen dejar huellas por donde transitan. Su principal cualidad humana, fue que el poder jamás lo mareo. El poder lo puso al servicio de la sociedad. Su autoridad moral alimentada  por su lealtad, y nutrida por sus ideales, lo rodearon de auténticos amigos, aunque también –lamentablemente- de traidores y enemigos.
A 18 años de su sensible fallecimiento, al ex gobernador de Tabasco, se le rememora como el gobernante amigo del  pueblo,  desde el tabasqueño más humilde, hasta el más prestigioso político o empresario.  Las platicas de frente con Don Salvador,- siempre de tú a tú, el primer disfrute era el contagio del aroma del auténtico tabaco de sus puros-, algo que hacia inconfundible al personaje.
Siempre con el rostro amable y sonriente, amenizaba pláticas salpicantes de bromas o de lecciones políticas. Era excelente dialogante,  utilizando siempre los modismos populares, guardaba las costumbres eminentemente local: de ahí  su filosofía de saber interpretar; “de tabasqueño a tabasqueño”.
El apretón de mano y las palmadas en el hombro, eran signos de probidad en él. Jamás concibió la traición como arma política para enterrar al adversario. Por el contrario, profesaba la limpia amistad como elemento vital en las interrelaciones humanas. Legado que entre  su esposa Celia Sastré de Neme y él, transmitieron a sus hijos Ramón, Salvador, Benito, Celia y Aurelia.
Valores que también ellos han asimilado para honrar la memoria de su padre, sobre todo,  Salvador y Benito, que hoy transitan al igual  que él en el escenario político nacional, donde están haciendo camino,  sin olvidar el apotegma de su padre: “Los tabasqueños nos llamamos y nos conocemos por nuestros nombres y nuestros apodos, entre nosotros no podemos disimular ni una inmensa riqueza, ni una discreta pobreza, como tampoco el medio por el cual llegamos a ellas”.
El mejor homenaje que se le rinda a Salvador J. Neme Castillo, es seguir llevando ese espíritu tolerante, plural, y sincero. Pero sin caer en el autoritarismo marcado que envuelve al clásico político, convirtiéndolo  en el verdugo del pueblo. Quizás nuestro clima tropical sea el elemento natural que rebase toda razón metódica. Quizás nuestro clima tropical fomenta actitudes apasionadas, pero hay que evitar al máximo caer en ellas.
Un político de la talla moral de Salvador J. Neme Castillo, es posible siempre y cuando exista coherencia entre las palabras y las acciones. San Francisco de Asís profesa un profundo pensamiento que refleja, de manera íntegra, lo realizado por el ex gobernador: “Recuerda que cuando abandones esta tierra, no podrás llevar contigo nada de lo que has recibido, solamente lo que has dado: un corazón enriquecido por el servicio honesto, el amor, el sacrificio y el valor”.
Y efectivamente, Salvador J. Neme Castillo nos legó pulcritud y respeto al prójimo, sin pensar en el flagelo de la traición.