ASI FUE EL FIN DE SAMANA CON LOS TAXIS

Que cada uno estime a los otros más que a sí mismo… Que reine la concordia entre ustedes. No sean, pues, altivos; más bien pónganse a nivel de los humildes.

Si bien se especuló durante muchas semanas el posible aumento en la tarifa del transporte en el estado, pocos creíamos que esto iba a ser posible, debido que apelábamos a la compresión del Secretario de Comunicaciones y Transportes sobre la realidad económica de los habitantes; de la falta de dinero, de cómo los altos precios de productos y servicios en el estado son altos y de cómo sufrimos en el día a día por conseguir algo de dinero.
Esta interpretación fue totalmente errónea. El encargado de la dependencia que regula el sistema de transporte no sólo carece de sensibilidad, sino de oídos para escuchar a la población que pedía, de diferentes formas, que no se incrementara el precio en las tarifas de pasaje.
Entonces pasó. Desde que el sábado a primera hora ya se cobraba más, han pasado cerca de tres días, tres días en los que, desde un punto de vista porcentual, el costo para ir de un lugar a otro, pagando un servicio de taxistas incrementó 25%, una proporción brutal si a esto le sumamos la inflación, y le restamos el ridículo aumento que se hizo al salario mínimo. 25% son cifras de quiebras para muchas naciones, y qué decir de los habitantes. En 25% decae una moneda cuando su país está en guerra, 25% es una tasa altísima de aumento, pero allá los oídos disfuncionales de la autoridad competente es la que consideró a través de un estudio, según él, que era la mejor manera de “ayudar” a mejorar el servicio.
Don Secretario, le informo que, en tres días que he continuado siendo usuario del transporte de taxis, he parado alrededor de 20 unidades, de las cuales 7 van vacías, 5 aceleran en cuanto ven que uno va acompañado de alguien más, y ni qué mencionar si son 3 los tripulantes, y 5 más, aun estando libres, se estacionan alejado de la banqueta para que le grites a dónde vas y ellos puedan decir si te llevan o no. En tres días, este “servicio” aumentó de golpe 25% y la calidad empeoró un 70%, ¿hasta cuándo soportaremos sociedad? Y lo que es más preocupante, ¿cuánto más aguantaremos de estos choferes que sólo quieren transportar a la ambición y prepotencia?