MARCHA DE LA LEALTAD

FELIPA NERY

“La fuerza de una familia, como la fuerza de un ejército, se funda en su mutua lealtad.” (Mario Puzo)

La mañana del 9 de febrero de 1913, el Presidente Francisco I. Madero, acompañado del vicepresidente José María Pino Suárez encabezaron una marcha del Castillo de Chapultepec al Palacio Nacional, escoltado por los cadetes del heroico Colegio Militar, luego de ser informado que durante la madrugada de ese mismo día se inició una sublevación con la intención de derrocarlo. Los generales Manuel Mondragón, Félix Díaz y Bernardo Reyes, apoyados por cadetes de la escuela militar tomaron por asalto el Palacio nacional, pero  fue rescatado por el general Lauro Villar,  en una batalla que dejó un centenar de civiles y soldados muertos.  Las acciones bélicas no cesaron   y el golpe de estado logró su fin, con el asesinato de Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, por las traiciones del general Victoriano Huerta. Desde entonces, los gobernantes –Presidente de la República, gobernadores y alcaldes-, recuerdan y conmemoran cada año, la marcha de la Lealtad, en la que se  hacen acompañar de sus “fieles” colaboradores y siempre critican a los traidores y desleales al gobierno. Leyendo al escritor israelí Amos Oz, quien reflexiona en torno al conflicto histórico que viven israelíes y palestinos, dice que el fanatismo es el principal problema que vive el mundo. Considera que esta lucha es una batalla entre fanáticos que creen que el fin, cualquier fin, justifica los medios. Es una lucha entre los que piensan que la justicia, se entienda lo que se entienda por dicha palabra, es más importante que la vida, y aquellos que piensan que la vida tiene prioridad sobre muchos otros valores, convicciones o credo, Oz, opina que la crisis actual del mundo no es consecuencia de los valores del islam, no se debe a la mentalidad de los árabes, sino que se debe a la vieja lucha entre fanatismo y pragmatismo, entre fanatismo y pluralismo, entre fanatismo y tolerancia. Dice que es un conflicto interno, no internacional, porque considera que los conflictos internacionales son más fáciles de resolver que los internos, que las guerras religiosas, las luchas de clases. Se trata de un conflicto territorial sobre la dolorosa cuestión: “¿de quién es la tierra?”. Es fundamentalmente un conflicto entre derecho y derecho, entre dos reivindicaciones muy convincentes, muy poderosas, sobre el mismo pequeño país. Ni guerra religiosa, ni guerra de culturas, ni desacuerdo entre dos tradiciones. Simplemente una verdadera disputa estatal sobre quién es el propietario de la casa. Ayer en Tabasco se rememoró en Tenosique la Marcha de la Lealtad;  consideramos que no habría mejor forma de demostrar lealtad hacia el gobernador Arturo Núñez Jiménez y las instituciones,  si cada uno de los funcionarios  cumpliera con la responsabilidad que tienen. Que el gabinete funcionara en  plena comunión, pensando en el bienestar de Tabasco, sin meterse el pie unos a otros, pretendiendo que el otro quede mal. Eso por lo que respecta al gabinete que es peor que un montón de gatos y perros entre un costal, sin que abundemos en  la disputa que se libra entre priístas y perredistas y ahora entre morenistas y perredistas,  cada grupo se cree dueño de esta parcela que se llama Tabasco.