POBRES, PERO FELICES?

FELIPA NERY

“No hay incendio como la pasión: no hay ningún mal como el odio.” (Buda)

Y a pesar de que en los últimos tres años el nivel de pobreza ha aumentado, al caer en un 5%,  tanto la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), han dado a conocer encuestas en las que coinciden que un porcentaje de 83.5%  de los mexicanos dicen estar satisfechos con su vida; ambas instituciones han medido el bienestar subjetivo de los mexicanos, que tiene que ver con factores que determinan su felicidad; son coincidentes al señalar que a pesar de estar insatisfechos con su situación económica, son felices, esta información  contrasta con los habitantes del Reino Unido que sólo un 75.9% dice estar satisfecho con su vida; los factores que inciden en que las familias mexicanas se sientan felices, son: la vida familiar, la autonomía, la salud, vida afectiva y apariencia; resalta de esta encuesta, que a mayor educación, se tiene mayor felicidad, las personas que tienen licenciaturas y posgrados expresan un 8.7% de satisfacción con la vida, en tanto quienes tienen primaria, un 7.8% expresan satisfacción. Y los más satisfechos son los jubilados y los estudiantes, con un 8.6%; y no hay diferencias de nivel de felicidad entre casados y solteros, porque ambos, 8.1% reportan un mismo porcentaje de felicidad. El estudio de la OCDE, revela además, que los principales rubros en los que México presenta rezagos que no permiten avanzar en el bienestar de la población son: falta de educación, seguridad en personas, ingresos, trabajo y salarios; esta medición de la OCDE, que compara el nivel en el que se encuentran los países miembros de esta organización, revela que México es la nación donde más horas tiene la jornada laboral, pero también son las menos productivas. Según estas mediciones, los gobiernos no tendrían que preocuparse por un posible levantamiento de protesta generalizada de los mexicanos, ante la situación de la pobreza en la que millones de personas se encuentran, si se toma en consideración que un alto porcentaje de los encuestados se muestran felices, a pesar de vivir en la pobreza. Los pilares que sostienen esta felicidad, son la vida familiar, la autonomía, o libertades de que gozan, la vida afectiva y la apariencia. Claro que esta felicidad de los mexicanos contrasta con la de habitantes del Reino unido, porque ellos exigen mayores satisfactores de felicidad, comparados con los mexicanos, de los que Octavio Paz, señala en el Laberinto de la Soledad, cuáles son los lujos que el mexicano se da, como son sus excesos en tantas fiestas y celebraciones, en las que se desahoga, para las que  ahorra todo un año,  derrocha en bebida, comida y festejo en un solo día, para liberar sus sentimientos. En estas fiestas y excesos es donde se dan las “revueltas” de los mexicanos a sus inconformidades, este desahogo constante que vive el mexicano que celebra a sus santos, a  cumpleaños, “los puentes” y todos los días festivos que se le ocurran, es lo que hace que a pesar de las carencias materiales y de bienestar en su salud y educación, un alto porcentaje se sienta feliz y no reclame nada al gobierno.