Por: José Martínez
Para que un candidato gane, dice el adagio político que debe contar con tres recursos fundamentales: primero el financiamiento, segundo la estructura partidista, y tercero el carisma del propio competidor. Dinero, activistas y candidato, la trinidad de factores indispensables. Es evidente que en un ambiente de creciente competencia, el error de cálculo y de uso en uno de estos elementos coloca a un partido en el camino de la derrota. Nada puede ser dejado sólo a la suerte o a los milagros, los cuales no existen en la política.
Esta semana quedarán registrados todos los aspirantes a la alcaldía de Centro en la segunda vuelta de las elecciones extraordinarias. Algunos de los aspirantes son repetidores, ya tuvieron oportunidad de probarse en junio pasado. Veremos qué tanto aprendieron partidos y candidatos de esa ronda de entrenamiento –muy costosa- del 2015.
En el caso de Octavio Romero, quien se registró el pasado martes en el IEPCT, por el partido Morena, de la mano de Andrés Manuel López Obrador, y en donde aprovecharon para darle la bienvenida a Evaristo Hernández, el mismo que un día acusaron de corrupto, algunos comentarios siguen en contra de esta incorporación. Deberá este partido neutralizar la crítica negativa.
Si bien se afirma que Octavio Romero es un político experimentado como administrador y sin señalamientos de corrupción, uno de sus problemas es la capacidad para acercarse a los electores y a la propia militancia; mantiene una postura de blindaje que no lo deja ser flexible. En esta ocasión tendrá una estructura, ese pequeño ejército prestado con la llegada de Hernández Cruz pero cuya eficacia está por comprobarse.
Liliana Madrigal, la diputada federal priista con licencia, y a quien sacaron de la comodidad de la Cámara legislativa para llevarla a una especie de convención amarrada en su partido, cuyo mecánica fue clave para sacar a Evaristo Hernández y de paso a Rosalinda López, llega con una compleja circunstancia por superar. Se estrenará Miguel Ángel Valdivia, un político que sacaron prácticamente del retiro para ponerse al frente de sus huestes divididas.
Ahora la situación para la candidata priista es un poco adversa, porque no contará con algunos de los 80 mil votos sufragios que en la pasada contienda recibieron el PRI y el PVEM. Falta por saber cuántos sufragios le dejarán de aportar los simpatizantes de Rosalinda López y Evaristo Hernández.
Y aunque Liliana Madrigal le apuesta a que el CEN traiga los operadores de peso y saquen la elección, su trayecto no será fácil.
Con Gerardo Gaudiano, quien acudió al IPCT ayer al medio día acompañado por el ex dirigente solaztequista Carlos Navarrete, Beatriz Mojica, secretaria general del partido a nivel nacional, y Francisco Castillo, dirigente del PAN local -quien sin pensarlo tanto había confirmado que iban de facto con el PRD a la elección extraordinaria, no sin antes pedir una regiduría para la esposa de Alfredo Gómez.
Gaudiano Rovirosa otra vez empezó a palpar el terreno, pero con la advertencia de que ya no es un contrincante a vencer sino dos más, y que sus posibilidades son un enigma. Tiene la ventaja del carisma –algo determinante entre el electorado tabasqueño-, cuenta con el financiamiento, pero le falta una sólida estructura que lo acompañe y dé la oportunidad de completar el círculo en estas elecciones. La moneda sigue en el aire.
HABERES
El independiente Pedro Contreras, sólo tendrá una presencia simbólica: carece de los tres elementos necesarios para ser competitivo.
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