Reniegan de los partidos, pero siguen buscando el voto

Por: José Martínez

Se ha puesto de moda decir que los políticos no creen en los políticos, que quienes militaron durante varios años en un partido ya no creen en los partidos. Estos argumentos podrían ser válidos si surgieran de los ciudadanos si militancia, o de una reflexión seria respecto a los partidos y sus dirigentes, pero por lo general aparecen cuando los protagonistas no lograron alguna posición o candidatura. En Tabasco los casos más recientes de repudio a los partidos son el de Rosalinda López, quien militó en el PRD y después fue candidata del PVEM y PAN, y el de Oscar Cantón, quien militó en el PRI y ahora está formalmente en el PRD.

Recientemente el representante del gobierno tabasqueño en la Ciudad de México trajo a Villahermosa al gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez. El primero que ha llegado a ese cargo sin apoyo de los partidos tradicionales. Por su parte, López Hernández dijo en la semana no creer en los partidos políticos de antaño. Por eso ahora no se define de izquierda o derecha, de ahí que la alternativa ciudadana es su opción, según afirma.

Los ciudadanos –aunque siguen el discurso antipartido- están confundidos, pues el oficio político ha sido convertido en una red de contradicciones. Hay una especie de surrealismo en la actitud de la clase política, un exceso de ambigüedad entre lo que se dice y hace, más aún en nuestro maltrecho estado.

Pero no sólo aquí. ¿Acaso hay congruencia entre la vida de nuestros políticos y la terrible condición en que subsisten más de ochenta millones de mexicanos? Si rechazan a los partidos, ¿por qué no rechazan las prebendas que significan los millonarios recursos que reparten los institutos electorales?

Veamos. Sabemos que los diputados federales tienen un seguro de vida por 15 millones de pesos, que los últimos cinco expresidentes de la República perciben una pensión que suma aproximadamente un millón de pesos mensuales; que el actual Presidente de nuestro país invierte varios millones de pesos tan sólo en publicidad para que alrededor del globo terráqueo se le vea como un jefe de Estado de primer mundo.

Estamos conscientes además que México es un país que a pesar de Independencia y Revolución continúa viviendo en crisis permanente. No tenemos para cuándo salir de esta situación a pesar de las grandes riquezas naturales y culturales, simple y sencillamente porque la distribución de esas riquezas no es equilibrada y mucho menos justa.

Por esta causa no se confía en personajes que después de haberse beneficiado durante diez, quince, veinte años de su estancia en los partidos, de haberse sometido a los intereses cupulares de las dirigencias jueguen con la ambigüedad que tanto daño ha causado no sólo a Tabasco sino al país en su totalidad. La ciudadanía que observa dicha actuación, muestra su hartazgo a través del abstencionismo y la desconfianza, porque en los hechos ve reflejados los vicios y los malos manejos de los recursos públicos, la opacidad administrativa, y el cinismo con que algunos actores políticos niegan su responsabilidad en el quebranto del erario público.

HABERES

Las deudas crecen y los políticos deberían pugnar para evitar que esto suceda: son necesarias las iniciativas de ley que impidan que los cabildos sean saqueados mientras que algunos alcaldes adquieran propiedades personales al amparo del fuero que tienen, se debe hacer algo al respecto. ¿Qué leyes para evitar esto fueron propuestas por quienes ahora abjuran de los partidos? ¿Con simulaciones se proponen convertirse en “candidatos ciudadanos” rumbo al 2018?