Miles de brasileños salieron a las calles el domingo para pedir la destitución de la presidenta Dilma Rousseff en decenas de ciudades, en medio de un clima de fuerte descontento social por la recesión económica y las revelaciones de un gigantesco fraude en la estatal Petrobras.
Los manifestantes teñían las calles con el color amarillo y verde de la camiseta de la selección de fútbol de Brasil durante una jornada de protesta que se extenderá en más de 400 ciudades y que por primera vez es apoyada explícitamente por partidos de la oposición.
En Rio de Janeiro, que será la sede de los Juegos Olímpicos en agosto, una ola de personas se apiñaba junto a las playas de Copacabana, en una escena que se ha vuelto usual desde que eclosionó la crisis económica y política que sacude a la potencia emergente.