Se acabó la pachanga y el petróleo, buscar otros ingresos

Por: José Martínez

Tabasco vivió en una zona de confort durante muchos años, desde que el oro negro se convirtió en el motor de la economía. Esto es, bajo la embriaguez de los altos precios del barril de petróleo en nuestro estado se creyó que este recurso natural sería inagotable y que la fuente del dinero sería eterna. La producción primaria como la ganadería, pesca y agricultura quedó en el olvido. Ahora, los empresarios tabasqueños reconocen el problema; pero no sólo hay que entenderlo, sino atenderlo.

Como antecedente tenemos que varios de los gobiernos anteriores no se preocuparon por prever los efectos de una economía global basada en los precios de los hidrocarburos; el riesgo de una crisis que desnudaría las deficiencias de una economía dependiente de un solo producto. Es una lección que no aprendemos.

Lo cierto es que en Tabasco no se supo aprovechar la coyuntura del auge petrolero –por lo menos dos épocas de abundancia- para detonar los otros sectores, consolidar la producción de los derivados lácteos a través de la industria procesadora; tampoco se hizo lo mismo con la producción de cacao, sandía, piña, cítricos, plátano, arroz, maíz, frijol, papaya, pepino, chile, etcétera. A la llegada del Rey Midas petrolero todos aquellos productos del campo tabasqueño sólo podíamos contemplarlos en pequeñas cantidades en los mercados.

Las políticas públicas desatendieron las demás actividades, reconocen los empresarios. Aseguran que no se tomaron en cuenta las propuestas que venían de este sector que sabe cómo se mueve la economía, la productiva. Se queja ahora de que hubo un engrosamiento de la burocracia. Este proceso afectó al gobierno estatal pero con mayor fuerza a las a las administraciones municipales. A raíz de los millonarios presupuestos petroleros la gente comenzó a migrar a las ciudades con la esperanza  de que el gobierno sería el mayor empleador (ya sea en Pemex o en la burocracia), sin importar que el campo se quedara en el abandono.

Mucho se habló de la despetrolización pero no estábamos preparados. Como suele suceder en nuestro país, las cosas se deciden de acuerdo a los intereses políticos del momento, no se crearon programas que fueran sustituyendo este tipo de economía conforme a un plan razonado. No era nada más romper la cadena por lo más delgado sino comenzar con una serie de pasos medidos y con objetivos claros. Desafortunadamente nos tocó bailar con la menos agraciada de las realidades y aquí estamos reconociendo lo que “hubiéramos” hecho, pero no hicimos.

Podemos decir que las administraciones pasadas se enviciaron con Pemex y que a la vez se envició a la sociedad. Por apatía no se buscó retomar nuestro sistema económico primigenio basado en la producción agrícola y ganadera. Pasó el tiempo y éste nos cobra la factura.

Ahora se dan dos situaciones: un gobierno de alternancia y una severa crisis petrolera nacional y mundial. Es la oportunidad de comenzar un cambio que llevará tiempo, pero que se debe hacer.

HABERES

EL CRIMEN no paga, es el mensaje que se tendría que estar dando a los delincuentes con una acción eficaz de los encargados de prevenir ilícitos y aplicar la ley. Destaca así el anuncio de Fernando Valenzuela sobre la captura del jefe de una presunta banda de extorsionadores en Cárdenas, Tabasco, y la desarticulación y detención de dos bandas de secuestradores. La denuncia es la clave, pero también la confianza que generen las autoridades.